UE impone aranceles del 25% a acero y aluminio
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En febrero de 2025, una firma presidencial en la Oficina Oval desencadenó una onda expansiva a través del continente americano. Donald Trump, entonces Presidente de Estados Unidos, firmó un decreto que imponía aranceles del 25% a las importaciones de acero y aluminio, incluyendo a aliados estratégicos como Canadá y México. La medida, justificada en el “Federal Register” bajo el argumento de la seguridad nacional, no fue una sorpresa para muchos, pues se había anunciado previamente.
El documento oficial detallaba las razones de la imposición arancelaria, señalando a varios países —entre ellos, México— como responsables de un supuesto aumento en las importaciones que amenazaba la industria estadounidense. La acusación clave: la presunta triangulación de acero chino. Según el gobierno estadounidense, el acero procedente de China estaba entrando a través de países como México, eludiendo las restricciones impuestas directamente a China.
“Los aranceles del 25 por ciento han sido un medio eficaz para reducir las importaciones…”, se lee en el documento, que también destaca el aumento de la utilización de la capacidad siderúrgica en Estados Unidos tras la implementación de los aranceles iniciales. Sin embargo, esta postura ignora las implicaciones para las economías interdependientes de Norteamérica.
La reacción en México no se hizo esperar. La Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero (Canacero) emitió un comunicado expresando su profunda preocupación. Señalaron que esta medida unilateral podría afectar gravemente a la industria siderúrgica mexicana y a toda la cadena metalmecánica de Norteamérica, poniendo en riesgo la competitividad y la integración regional. Canacero cuantificó el impacto en el 75% de las exportaciones mexicanas de acero, valoradas en 2100 millones de dólares, amenazando miles de empleos e inversiones clave.
El comunicado de Canacero también destacaba un dato interesante: al cierre de 2024, el balance comercial de acero entre Estados Unidos y México mostraba un superávit de 2.3 millones de toneladas a favor de Estados Unidos. Un dato que, sin duda, añade complejidad a la narrativa oficial.
La situación deja al descubierto la intrincada red de relaciones comerciales internacionales y las consecuencias de las decisiones unilaterales en un mundo globalizado. Los detalles alrededor de esta disputa comercial continúan desarrollándose, con implicaciones aún por verse en toda la región.