Las políticas de Trump afectan a África: cierre de clínicas y escasez de tratamiento para VIH

La decisión del gobierno estadounidense de recortar los fondos internacionales destinados al Plan Presidencial de Emergencia para el Alivio del Sida (PEPFAR) ha generado una crisis sin precedentes. Esta medida, impulsada por la administración Trump, dejó a millones de personas en África sin acceso a tratamientos esenciales. El PEPFAR, que históricamente destinaba hasta 4,200 millones de dólares anuales, proporcionaba medicamentos y atención a más de 20 millones de personas a nivel mundial, la mayoría en África.
“En países como Tanzania, Zambia, Malaui, Kenia o Uganda más del 60 % de la respuesta al sida se financiaba a través de fondos estadounidenses y ahora están en total inseguridad porque ha sido todo dramáticamente repentino”, afirma Anne Githuku-Shongwe, directora para África oriental de ONU Sida.
Cuatro países africanos dependen completamente de los donantes internacionales para sus programas de VIH: República Democrática del Congo, Mozambique, Tanzania y Zambia. La RDC es particularmente vulnerable, con el 89% de su financiación proveniente de Estados Unidos. Las consecuencias son dramáticas: cierre de clínicas, interrupción del suministro de medicamentos antirretrovirales y un aumento proyectado de contagios y muertes relacionadas con el SIDA.
Según datos de ONU Sida:
Salim Abdool Karim, director del Centro del programa de investigación sobre el sida de Sudáfrica (Caprisa), describe la situación como “preocupante” y “lamentable”, señalando la falta de negociación y la abrupta suspensión de la financiación por parte de Estados Unidos. A pesar de las exenciones aprobadas, la realidad en el terreno es que el dinero no ha llegado y el personal ha sido despedido. Médicos Sin Fronteras (MSF) también ha reportado la pérdida de acceso a tratamientos vitales para un gran número de personas.
Sudáfrica, con 8.45 millones de personas viviendo con VIH, si bien menos dependiente de PEPFAR (16% del presupuesto nacional contra el VIH), también enfrenta el cierre de clínicas y la incertidumbre sobre el acceso a medicamentos. Las proyecciones de USAID indican un aumento potencial de entre 30,000 y 64,000 nuevas infecciones y entre 600 y 1,200 muertes para 2028. Sin embargo, la escasez de recursos en muchos países africanos dificulta el cálculo preciso del impacto a largo plazo.
Los gobiernos africanos buscan soluciones, prometiendo cubrir el vacío a corto plazo, pero la viabilidad de estas medidas a largo plazo es incierta dado el limitado gasto público en salud per cápita. La falta de fondos también impactará en la prevención, incluyendo el acceso a preservativos y la profilaxis preexposición (PrEP).