Contrabandistas cobran "viajes de regreso" a migrantes ante la represión fronteriza de Trump

La clave de este cambio reside en las políticas migratorias de la administración Trump, que han endurecido significativamente el acceso a Estados Unidos. Se habla de una intensificación de las deportaciones, recortes en fondos a jurisdicciones que no cooperan y un aumento de la dificultad para obtener citas para solicitar asilo. Esto ha generado un efecto dominó, impactando la dinámica migratoria en la región.
Nombres como "El Zurdo", un contrabandista que durante años guiaba migrantes hacia el norte, ahora ofrecen un servicio inverso: "viajes de regreso" por $550 dólares. Este precio incluye transporte hasta Necoclí, Colombia, alojamiento básico y comida. "Esto es algo inédito en 10 años," comentó El Zurdo a Bloomberg, "sabíamos que habría cambios, pero jamás imaginé esto."
Las cifras hablan por sí solas. El gobierno de Panamá reporta que 2,200 migrantes han regresado al país este año, en contraste con los apenas 408 que se dirigieron al norte en febrero (una caída abismal comparada con los 37,000 del mismo mes del año anterior). La mayoría de los repatriados son hombres adultos.
La ruta también ha cambiado. Mientras la peligrosa selva del Darién sigue siendo el camino tradicional hacia el norte, el retorno se realiza mayormente por mar, con barcos que llegan a Capurganá, Colombia. Gardi Sugdub, una isla antes conocida por albergar a los primeros refugiados climáticos de Panamá, se ha convertido en un punto clave para quienes esperan transporte hacia el sur. Allí, los migrantes pagan $10 diarios por alojamiento, a pesar de las precarias condiciones, con acceso limitado a agua potable y electricidad.
Las autoridades panameñas, representadas por el Ministro de Seguridad, Frank Abrego, reconocen estas transferencias marítimas, aunque las describen como informales y destacan el monitoreo para prevenir el tráfico humano y otras actividades ilegales. Por su parte, Colombia, con su Ministra de Relaciones Exteriores, Laura Sarabia, explora programas de apoyo a los migrantes que regresan, incluyendo iniciativas de empleo y educación, enfrentando al mismo tiempo la creciente xenofobia.
El riesgo de esta migración inversa quedó trágicamente expuesto en febrero, cuando un bote con 21 migrantes naufragó, resultando en la muerte de un niño venezolano de 8 años. Ariel Ruiz, del Migration Policy Institute, estima que entre 250,000 y 270,000 migrantes se encuentran varados en México debido a las políticas de Estados Unidos y México. Muchos, cansados de la espera y las condiciones, optan por el regreso.
La situación, en definitiva, refleja una realidad cambiante, donde las políticas migratorias tienen un impacto profundo y directo en las rutas, los métodos y los costos asociados a la migración en la región.