Crisis humanitaria en la frontera: migrantes deportados sufren desnutrición y abusos

Aaron Morales, coordinador de United Borders for Health, una organización que ha brindado atención a cerca de 22,000 migrantes en Tijuana durante el último año, ha dado a conocer una alarmante situación. La mayoría de los migrantes, tanto los que intentan entrar a Estados Unidos como los deportados, presentan signos de desnutrición, deshidratación y enfermedades intestinales. A esto se suma un preocupante problema de mala higiene dental, que deriva en enfermedades periodontales y gingivitis.
Las condiciones en los albergues fronterizos son desiguales, dependiendo del flujo migratorio. Casa del Migrante en Hidalgo, por ejemplo, operó recientemente por encima de su capacidad. Pero la problemática se extiende mucho más allá de un solo albergue.
Mayra Guadalupe Garza, voluntaria conocida como "Mayra Migrantes" y dedicada a las comunidades migrantes en Reynosa y Matamoros, describe una situación crítica en todos los albergues de la zona. "La comida está empeorando," explica Garza. "Ahora son solo lentejas todos los días. En casa, las lentejas están bien de vez en cuando, pero imagínate comiéndolas a diario. ¿Y la cena? Solo pan con café o leche." Su comunidad de Facebook se ha convertido en un canal vital para solicitar ayuda, pidiendo desde pañales hasta ropa de invierno y, por supuesto, comida.
El panorama se complica aún más al considerar las condiciones en los centros de inmigración de ICE, muchos de los cuales han sido acusados de prácticas abusivas. Un estudio realizado por estudiantes de derecho de la Temple University y el grupo de defensa de inmigrantes Juntos, en Filadelfia, documentó "condiciones inhumanas, punitivas y peligrosas".
El testimonio de Santiago, un inmigrante afro-latino de Colombia, es particularmente desgarrador. Detenido en Moshannon durante seis meses, relata haber sido "tratado como un animal" y sometido a racismo. Más de la mitad de los 77 inmigrantes entrevistados para el informe reportaron problemas médicos o de salud mental; el 50% sufrió maltrato general por parte del personal, el 30% reportó insultos raciales o despectivos, y el 6% dijo haber sido víctima de violencia física.
La creciente cantidad de deportaciones y la falta de vías legales para solicitantes de asilo auguran un empeoramiento de la situación, intensificando la necesidad urgente de ayuda humanitaria en la frontera.