El Papa Francisco muestra avances en su recuperación tras 29 días de hospitalización

Detalles precisos sobre su evolución han sido escasos, manteniendo a la prensa internacional y a los fieles en vilo. Sin embargo, fuentes vaticanas han revelado información crucial. Se ha confirmado que el Papa, de 88 años, se encuentra en una situación estable, aunque su estado se cataloga como “dentro de un cuadro complejo”, según fuentes oficiales.
Tras 29 días de hospitalización en el hospital Gemelli de Roma, por complicaciones respiratorias, el progreso es notable. El Papa Francisco ahora puede movilizarse de forma autónoma, caminando, aunque con apoyo variable, desde su cama hasta el sillón donde pasa parte del día. Esta capacidad de movimiento marca un hito importante en su recuperación.
La oxigenoterapia sigue siendo parte fundamental de su tratamiento. Durante el día, se le suministra alto flujo de oxígeno a través de cánulas nasales. Por la noche, el soporte respiratorio se realiza mediante una ventilación mecánica no invasiva, utilizando una máscara. Los médicos han optado por emitir partes médicos en días alternos, dada la estabilidad en su mejoría.
Su rutina diaria incluye fisioterapia respiratoria y motora, evidenciando un enfoque integral en su rehabilitación. Sorprendentemente, a pesar de su situación, ha podido seguir, a través de la televisión, los ejercicios espirituales de Cuaresma de la Curia Romana, un indicativo de su fortaleza y compromiso con sus deberes.
Una misa celebrada en la capilla Paolina del palacio pontificio, oficiada por el secretario de Estado, Pietro Parolin, fue un momento de oración por la salud del Papa. “Nos reunimos en oración esta mañana por la intención de la salud del Santo Padre, para que se recupere y vuelva pronto entre nosotros”, dijo Parolin en su homilía, destacando la importancia del evento en un momento tan delicado.
Aunque la recuperación es positiva, la duración de su estancia hospitalaria permanece incierta. Las fuentes vaticanas recalcan que “la situación es estable y se requiere tiempo para que un cuerpo de 88 años se recupere”, reforzando la idea de la paciencia y el proceso gradual en su recuperación. Esta hospitalización ya supera la segunda estancia más larga de un Papa en un hospital, superando los 28 días de Juan Pablo II en 1994.