Enfermedad del Desgaste Crónico: Amenaza a la salud global

En el corazón del asunto se encuentra la Enfermedad del Desgaste Crónico (CWD), una patología neurodegenerativa que afecta a ciervos, alces y renos en Estados Unidos, Canadá, Escandinavia y Corea del Sur. Esta enfermedad, causada por priones – agentes infecciosos extremadamente resistentes – ha ido expandiéndose silenciosamente desde su primera detección en 1981 en Colorado y Wyoming.
Lo que inquieta a los expertos, y lo que ha puesto a la comunidad científica en vilo, es la posibilidad de una “transmisión entre especies”, es decir, un salto de la CWD de los ciervos a los humanos. Aunque por ahora no hay casos confirmados, la creciente cantidad de animales infectados y la popularidad del consumo de su carne, especialmente entre cazadores, representa una seria amenaza.
Un informe reciente de un panel de 67 expertos en enfermedades zoonóticas de la Universidad de Minnesota, pinta un escenario alarmante. Se advierte que un “spillover” podría desencadenar una crisis de proporciones globales, con impactos devastadores en la salud pública, la economía y la seguridad alimentaria. Las comparaciones con la crisis de la enfermedad de las vacas locas (BSE) en los 90's no son exageradas.
El problema se agrava por la falta de preparación y la inconsistencia en las medidas de contención. Según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el 20% de la población estadounidense ha cazado ciervos o alces, y más del 60% ha consumido su carne. A pesar de las recomendaciones de los CDC de analizar la carne antes del consumo, la mayoría de los cazadores no lo hacen, aumentando el riesgo de ingestión de carne contaminada.
La situación es aún más compleja. Los priones responsables de la CWD pueden persistir en el suelo y el agua durante años, ampliando el espectro de contagio. Además, prácticas como la alimentación artificial de ciervos en lugares cerrados, y la reducción de depredadores naturales, han contribuido a una propagación más rápida de la enfermedad.
El impacto potencial va más allá de la salud humana. Estudios en Wisconsin muestran que la CWD está causando tasas de mortalidad en ciervos superiores a las de reproducción, amenazando la supervivencia de estas poblaciones. Esto, a su vez, tiene consecuencias económicas significativas para comunidades rurales que dependen de la caza y sus industrias relacionadas.
Voces como la de Michael Osterholm, director del Centro de Investigación y Políticas de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota, han alertado sobre el peligro desde hace años. La comunidad científica exige una respuesta más contundente a nivel gubernamental e internacional, incluyendo vigilancia sanitaria, prohibición del traslado de carne y cadáveres infectados, e inversión en investigación.
La CWD, un problema que comenzó en el ámbito ecológico, se perfila como una posible amenaza sanitaria global de consecuencias impredecibles. Su avance silencioso y la falta de una respuesta efectiva evocan la inquietante premonición de otras crisis sanitarias mundiales.