Deportación de futbolista venezolano: un tatuaje, una injusticia

El caso de Jerce Reyes Barrios, un jugador de fútbol de 36 años, ejemplifica esta realidad con crudeza. Detenido en septiembre pasado mientras esperaba una resolución a su solicitud de asilo en Estados Unidos, fue deportado a El Salvador el 15 de marzo bajo la acusación de pertenecer a una peligrosa pandilla.
Según la declaración jurada de su abogada, Linette Tobin, la base de la acusación fue una interpretación errónea de un tatuaje que Reyes Barrios lleva en su cuerpo. “Los agentes interpretaron el tatuaje como 'prueba de afiliación a pandillas'”, afirma Tobin. Sin embargo, el tatuaje –una corona sobre un balón de fútbol con un rosario y la palabra "Dios"– es, según la abogada, un diseño inspirado en el escudo de su equipo favorito: el Real Madrid.
Reyes Barrios se encontraba entre los más de 200 migrantes venezolanos deportados bajo el amparo de la Ley de Enemigos Extranjeros, en un acuerdo entre la administración Trump y el presidente salvadoreño Nayib Bukele, para su reclusión en una prisión de dudosa reputación en El Salvador. Esta acción ha generado un intenso debate legal entre el gobierno estadounidense y un juez federal, mientras el gobierno se niega a revelar pruebas que respalden la supuesta afiliación de los deportados con el Tren de Aragua.
Desde su deportación, ni su abogada ni su familia han podido contactarlo, desconocen su paradero y situación actual. "Nunca ha sido arrestado ni acusado de ningún delito", insiste Tobin en su declaración. El Departamento de Seguridad Nacional no respondió a las preguntas sobre el caso, aunque una portavoz, Tricia McLaughlin, aseguró al New York Post que la determinación de afiliación a pandillas se basa en "más que un simple tatuaje" y que sus tatuajes son "consistentes" con la pertenencia al Tren de Aragua.
El caso de Reyes Barrios resalta la urgencia de esclarecer los procesos de deportación y la necesidad de un análisis exhaustivo de la información antes de tomar decisiones que impactan tan profundamente la vida de las personas. La falta de acceso a información y el desconocimiento del paradero de Reyes Barrios, tras su deportación, ponen de relieve la vulnerabilidad de los migrantes en situaciones similares.