Niña sufre quemaduras graves por reto viral con juguete

Piensen en el impacto de una decisión impulsiva, en la velocidad con la que un reto viral puede cambiar una vida. En Festus, Missouri, la vida de Scarlett Selby, una niña de siete años, dio un giro drástico. Todo comenzó con un juguete, un NeeDoh Nice Cube, un antiestrés popular entre los más pequeños. Pero este juguete, aparentemente inofensivo, se convirtió en el protagonista de un accidente que dejó a Scarlett con quemaduras severas.
Su padre, Josh Selby, explicó a People que su hija había seguido una tendencia vista en redes sociales: meter el juguete al congelador y después calentarlo en el microondas para ablandarlo. “Lo metió en el microondas. La observaba y la vi tocarlo para comprobar que no estuviera demasiado caliente al sacarlo”, relató el angustiado padre. Sin embargo, el experimento terminó en desastre: el juguete explotó, rociando a Scarlett con un líquido caliente.
El Nice Cube, a diferencia de otros productos NeeDoh, está hecho de maltosa al 100%, un tipo de azúcar que al calentarse se derrite y alcanza temperaturas extremadamente altas. Este detalle, confirmado por el fabricante, Schylling, es crucial. Su sitio web, de hecho, advierte explícitamente contra calentar, congelar o meter al microondas sus productos.
La reacción de Schylling fue inmediata. En un comunicado, la empresa expresó su preocupación por el "mal uso de nuestra marca NeeDoh" y aseguró estar trabajando con plataformas como TikTok para eliminar videos que promueven prácticas peligrosas. Además, han reforzado las advertencias en sus empaques y sitio web, y están colaborando con la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor.
Tras el accidente, Scarlett fue ingresada en el Hospital de Niños de St. Louis. La gravedad de las quemaduras alrededor de su boca obligó a los médicos a inducirle un coma durante tres días, para evitar problemas respiratorios. Incluso necesitó una sonda de alimentación durante una semana. Las consecuencias van más allá de lo físico; Scarlett presenta cicatrices emocionales, sintiéndose cohibida por las marcas en su piel, tal y como relata su madre, Amanda Blankenship.
Este no es un caso aislado. Inside Edition reportó un incidente similar con una niña de ocho años. El mensaje es claro: la imprudencia, aunada a la presión de las tendencias virales, puede tener consecuencias devastadoras. La historia de Scarlett sirve como un recordatorio contundente de la importancia de la supervisión parental y la necesidad de pensar dos veces antes de imitar cualquier reto en línea.
La familia Selby, junto con Scarlett, enfrentan un largo camino de recuperación, físico y emocional. El futuro de la pequeña dependerá de la evolución de sus heridas. Se espera una evaluación a los 12 años para determinar si son necesarios injertos de piel. Mientras tanto, las cicatrices, profundas y dolorosas, son un constante recordatorio del precio que se paga por la impulsividad y la falta de información.