Monte Spurr: Alerta Volcánica en Anchorage

El epicentro de esta creciente preocupación es el Monte Spurr, un coloso de 3330 metros situado a unos 128 kilómetros de Anchorage. Su nombre, silencioso hasta hace poco, vuelve a ocupar titulares, tras la confirmación del Observatorio Vulcanológico de Alaska (AVO) de numerosos "terremotos pequeños y superficiales" bajo su imponente estructura. Un reciente sobrevuelo del AVO registró, además, una continua emanación de vapor y gases desde su cima. La imagen, si bien no dramática, es suficiente para encender las alarmas.
Esta actividad ha llevado al Centro de Operaciones de Emergencia de la Municipalidad de Anchorage (MOA) a elevar el nivel de activación al Nivel 2 de Monitoreo de Incidentes de Respuesta. Esto implica, según explicaron las autoridades, una "situación o evento que requiere mayor información pública y que las agencias podrían tomar medidas coordinadas". Las redes de intercambio de información están operativas, monitoreando la situación las 24 horas.
La preocupación se extiende al Distrito Escolar de Anchorage, que ha detallado su plan de contingencia. "Si es durante el día escolar, en cuanto tengamos la noticia de una erupción, nos pondremos en contacto con el Observatorio de Volcanes," explicó Jared Woody, director de la Oficina de Gestión de Emergencias del Distrito. El protocolo involucra la coordinación con el Servicio Meteorológico Nacional y la ciudad para determinar los impactos, priorizando la seguridad de los estudiantes. Jim Anderson, Director de Operaciones del Distrito, agregó que la "velocidad de la columna de ceniza determinará la respuesta: si no llega a Anchorage, las clases continúan. Si llega, se cerrarán las escuelas y se activará un plan de evacuación gradual o, en caso de emergencia, se trasladará a los estudiantes a albergues con suministros de agua y alimentos".
El distrito cuenta con 22 unidades de confinamiento de emergencia equipadas con máscaras N95, botiquines de primeros auxilios y suministros esenciales. Cada escuela, además, posee un plan de respuesta a erupciones volcánicas, con protocolos de refugio y medidas para controlar la calidad del aire, especialmente para estudiantes y personal con afecciones respiratorias. La última erupción del Monte Spurr, en 1992, dejó una capa de ceniza sobre Anchorage, afectando el transporte. La historia se repite, aunque, por ahora, en un tono de alerta y preparación.
Mientras tanto, la vigilancia continúa, con la mirada puesta en el gigante dormido que se yergue al sur de la ciudad, esperando un posible despertar.