Recortes a la lucha contra el VIH/SIDA amenazan con millones de muertes

El corazón del problema reside en un drástico recorte de fondos por parte de Estados Unidos, históricamente el mayor contribuyente a la lucha contra el VIH/SIDA a nivel mundial. Este recorte, impulsado por la administración Trump, ha generado una ola de incertidumbre y preocupación entre las organizaciones internacionales.
Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA, ha lanzado una alerta contundente: de no remediarse esta situación, se prevén 6.3 millones de muertes adicionales relacionadas con el sida en los próximos cuatro años. “Vamos a ver a gente muriéndose, como lo vimos durante las décadas de 1990 y 2000,” declaró Byanyima a la prensa en Ginebra. La advertencia es clara: el mundo corre el riesgo de revivir los peores momentos de la pandemia.
La situación se agrava aún más por la dificultad de encontrar fuentes alternativas de financiamiento. Los donantes europeos, según Byanyima, han expresado su intención de reducir su apoyo para destinar recursos a otras prioridades, dejando un vacío inmenso que amenaza con desestabilizar los programas de prevención y tratamiento.
Ante este panorama desalentador, ONUSIDA propone una estrategia audaz: un “trato extraordinario” con el expresidente Trump. La propuesta se centra en permitir a la farmacéutica estadounidense Gilead producir y licenciar el medicamento lenacapavir (Sunlenca) a nivel mundial. Este fármaco, administrado mediante inyecciones semestrales, ha demostrado una alta eficacia en la prevención del VIH, tanto en mujeres como en hombres. Byanyima argumenta que este acuerdo no solo reportaría ganancias para Gilead y generaría empleos en Estados Unidos, sino que, sobre todo, salvaría millones de vidas en países en desarrollo.
Más allá de la propuesta a Trump, la realidad es que países africanos están intensificando sus esfuerzos para lograr una mayor autosuficiencia en el manejo de la epidemia. Sin embargo, la tarea se presenta compleja, ya que implica fortalecer sistemas de salud precarios para atender la creciente demanda.
La incertidumbre persiste. El futuro de la lucha contra el VIH/SIDA pende de un hilo, dependerá de la capacidad de la comunidad internacional para encontrar soluciones rápidas y eficaces antes de que la pandemia resurja con toda su fuerza.