Marte: Descubrimiento de moléculas orgánicas sorprende a la ciencia

El protagonista de esta historia es el rover Curiosity de la NASA, un explorador incansable que desde 2012 recorre la superficie marciana. En 2013, en la región de Bahía Yellowknife, dentro del cráter Gale, Curiosity extrajo una muestra de roca, llamada Cumberland, del tamaño de una caja de zapatos. En su interior, se escondía un secreto que permaneció oculto durante años.
Caroline Freissinet, una científica francesa, revisó los datos de la muestra Cumberland con una meticulosidad casi obsesiva. Utilizando un minilaboratorio en la Tierra, gemelo del SAM (Sample Analysis at Mars) que lleva Curiosity, reanalizó los gases producidos al calentar la muestra a 1100°C. El resultado: tres moléculas orgánicas de cadena larga: decano, undecano y dodecano. Compuestos con diez, once y doce átomos de carbono respectivamente, combinaciones de carbono e hidrógeno en secuencias lineales.
“Nuestro estudio demuestra que, incluso hoy, al analizar muestras de Marte, podríamos detectar rastros químicos de vida pasada, si es que alguna vez existió en Marte,” afirma Freissinet, autora principal del estudio publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias. Su hallazgo, sin embargo, no es una prueba definitiva de vida pasada. La ambigüedad es parte inherente del descubrimiento.
En la Tierra, estos alcanos, las formas más simples de compuestos derivados de ácidos grasos, suelen estar asociados a la vida, especialmente porque forman parte de las membranas celulares. Sin embargo, también pueden surgir de procesos abióticos, por ejemplo, en meteoritos o en reacciones entre agua y minerales. Expertos como Chris Herd, geólogo de la Universidad de Alberta, señalan que aunque asombroso, no se puede afirmar con certeza si se trata de productos biológicos.
A pesar de esta incertidumbre, el descubrimiento es significativo. Se trata de la primera vez que se encuentran compuestos con más de diez átomos de carbono en Marte. Su misma supervivencia en un ambiente tan hostil, expuesto a la radiación ultravioleta y la oxidación química durante millones de años, es en sí misma una revelación. La muestra Cumberland, dividida en dos, deja abierta la posibilidad de futuras investigaciones con la mitad intacta. La otra, analizada con la tecnología limitada del SAM, "es un desastre," reconoció Freissinet, pero aun así, ofreció esta valiosa información.
La selección de la zona de Bahía Yellowknife no fue casual. La alta concentración de azufre y nitratos, junto con la presencia de minerales arcillosos y trazas de metano, sugiere un pasado con agua líquida, un factor clave para la vida como la conocemos. El análisis de la muestra Cumberland y los desafíos a los que se enfrenta el equipo de investigación, con un Curiosity que se acerca al final de su vida operativa, nos recuerdan la complejidad de la exploración espacial, y la fascinante búsqueda de respuestas en la inmensidad del cosmos.
El futuro de la investigación apunta a un análisis más profundo de la segunda mitad de la muestra Cumberland, así como a las futuras misiones a Marte. La esperanza es encontrar más indicios, quizás una tendencia de compuestos con número par de átomos de carbono, una pista más sólida de procesos biológicos. Pero por ahora, el enigma persiste. Una molécula en Marte, un fragmento de un posible pasado, mantiene cautiva la imaginación de la humanidad.