Deportaciones masivas: tatuajes, la nueva amenaza para migrantes venezolanos

Su preocupación no es la típica de un inmigrante indocumentado; su temor radica en algo más tangible, más visible: sus tatuajes. Más de 200 migrantes venezolanos fueron deportados desde Estados Unidos a El Salvador a mediados de marzo, en una acción que ha generado una ola de controversia a nivel internacional. El gobierno estadounidense, bajo la administración Trump, argumentó que estos migrantes tenían vínculos con el Tren de Aragua, una peligrosa organización criminal venezolana.
Antuan, cuyos tatuajes son recuerdos familiares, vive con el constante miedo de ser confundido con un miembro de esta banda. “Me preocupa que me agarren en la calle por tener tatuajes”, confiesa en una llamada telefónica. “Es una pesadilla que te confundan con un delincuente solo por unos tatuajes”.
La Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, invocada por la administración Trump para justificar la deportación, ha sido duramente criticada. Un juez del Distrito de Columbia ordenó la suspensión de los vuelos, pero las autoridades alegaron que la decisión llegó demasiado tarde. Los deportados terminaron en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), la prisión más grande de Latinoamérica, ubicada en El Salvador.
La situación ha generado un choque entre la Casa Blanca y el poder judicial estadounidense. Incluso, una jueza de un tribunal de apelaciones en Washington D.C. llegó a afirmar: “Los nazis recibieron un mejor trato bajo la Ley de Enemigos Extranjeros que lo que ha ocurrido aquí”.
Pero, ¿qué tipo de tatuajes son los que supuestamente vinculan a alguien con el Tren de Aragua? Un documento del Departamento de Seguridad Pública de Texas menciona tatuajes de estrellas en los hombros, coronas similares a las de los Latin Kings, armas de fuego, granadas, trenes, dados, rosas, felinos depredadores y frases como “Real hasta la muerte” o “Hijos de Dios”. Sin embargo, la investigadora Ronna Rísquez, autora del libro “El Tren de Aragua: la banda que revolucionó el crimen organizado en América Latina”, desmiente que los tatuajes sean un indicador certero de pertenencia a la organización.
“Equiparar al Tren de Aragua con las maras centroamericanas en cuanto a los tatuajes es un error”, advierte Rísquez. “No tienes que tener un tatuaje para ser miembro del Tren de Aragua”.
Mientras tanto, familiares de los detenidos en Venezuela denuncian la falta de debido proceso y aseguran que sus parientes son inocentes. La falta de información oficial por parte de las autoridades estadounidenses solo acrecienta la incertidumbre y el temor. El caso deja un sabor amargo a injusticia y plantea serias interrogantes sobre los derechos humanos de los migrantes venezolanos.