Caída drástica en viajes de canadienses a Estados Unidos: impacto económico por políticas Trump

La oficina nacional de estadísticas de Canadá reportó una caída del 23% en viajes en auto hacia Estados Unidos comparando febrero de 2025 con febrero de 2024. Los viajes aéreos también se vieron afectados, con una disminución del 13%. Detrás de estos números hay historias personales, como la de Kate Dingwall, una periodista que canceló sus vacaciones: "Mi pareja y yo decidimos no seguir adelante con nuestras vacaciones en Estados Unidos este año. Me preocupa la frontera y quedarme atrapada allí, sobre todo con lo quisquilloso que es Donald Trump con Canadá," explicó.
El comediante Keith Serry, de Montreal, canceló cinco presentaciones en Nueva York, expresando en Facebook: "No me siento seguro viajando a Estados Unidos. Además, siento una fuerte aversión a gastar mi dinero en la economía de un estado hostil." Estas decisiones individuales reflejan un sentimiento más amplio, alimentado por las declaraciones del ex primer ministro Justin Trudeau, quien instó a los canadienses a considerar alternativas nacionales a sus viajes de verano.
La reacción canadiense, con el hashtag #BuyCanadian ganando fuerza en redes sociales, se extiende más allá del turismo. Varias provincias retiraron bebidas alcohólicas estadounidenses de sus estanterías. El origen de esta tensión se remonta a diciembre de 2024, cuando Donald Trump, por primera vez, se refirió a Canadá como "el estado número 51", una amenaza que se materializó con la imposición de aranceles del 25% a productos canadienses.
El impacto económico es considerable. U.S. Travel Association estima que una disminución del 10% en viajeros canadienses significaría una pérdida de más de US$2.000 millones anuales y 14.000 empleos. La situación se agrava con el caso de la actriz Jasmine Mooney, detenida y encadenada durante 12 días por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de EE. UU., generando temor entre los potenciales viajeros.
Una nueva exigencia de registro para canadienses que ingresan por tierra, tras 30 días en el país, afecta particularmente a los "snowbirds", más de un millón de canadienses que pasan el invierno en lugares como Florida o Arizona. La Canadian Snowbird Association y expertos como Stephen Fine de Snowbird Advisor, señalan un sentimiento negativo generalizado entre estos viajeros, con dudas sobre su regreso en el futuro. La accesibilidad y facilidad de movimiento, cruciales para estos viajes, se ven ahora comprometidas.
Las aerolíneas han respondido a la disminución de la demanda, reduciendo el número de asientos en vuelos entre Canadá y EE. UU. Cirium, empresa de análisis de datos de aviación, reporta una reducción del 4.4% para abril, mayo y junio de 2025. Flair Airlines canceló su ruta Toronto-Nashville, y WestJet desistió de abrir un nuevo vuelo desde Calgary a Nueva York. Paradójicamente, este boicot sucede en un momento de crecimiento récord del turismo en EE. UU., según el Consejo Mundial de Viajes y Turismo, destacando la importancia del mercado canadiense.
El impacto se extiende al sector inmobiliario, donde los canadienses son los principales compradores extranjeros. Amar Charles Marouf, ciudadano canadiense, resume el boicot como una cuestión de valores: "Somos un país orgulloso de valores como la inclusión, la equidad y los derechos humanos. Cuando esos valores se sienten desfasados con lo que sucede al otro lado de la frontera, se hace difícil justificar nuestra participación allí." El recelo hacia las medidas de Trump se extiende a otros países, con Francia, Dinamarca, Alemania, Finlandia y Reino Unido emitiendo advertencias a sus ciudadanos sobre viajes a Estados Unidos.