El Papa Francisco: defensor de los migrantes y abogado del diálogo LGBTQ+

Jorge Mario Bergoglio, nacido el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, Argentina, hijo de inmigrantes italianos, fue un hombre de contrastes. Su camino hacia el papado, tras ser ordenado sacerdote jesuita en 1969 y liderar la orden en Argentina durante la dictadura (1976-1983), lo preparó para un liderazgo marcado por la humildad y la sencillez. Su elección como el 266º Papa, el 13 de marzo de 2013, representó un hito histórico: el primer Papa de América y el primero de la orden jesuita.
Su humildad, evidente en su vida como arzobispo de Buenos Aires –donde rechazaba los lujos y se mezclaba con la gente–, continuó como Papa. “Vivió en el hotel del Vaticano, en lugar del Palacio Apostólico, usó sus viejos zapatos y dio ejemplo con autos compactos”, describen las crónicas. Esto contrastaba con la opulencia tradicional asociada a la figura papal, generando una imagen renovada y cercana.
El Papa Francisco fue un firme defensor de los migrantes, considerando su defensa una prioridad. Su primer viaje fuera de Roma fue a Lampedusa para reunirse con migrantes recién llegados, denunciando la "globalización de la indiferencia". Acciones concretas como llevar a refugiados sirios a Roma en su avión, lo posicionaron como una voz clave en la defensa de los derechos de esta población vulnerable, a pesar de las discrepancias con las políticas de algunos países occidentales. Sus palabras en 2016 sobre Donald Trump: “Cualquiera que construye un muro para mantener a los migrantes fuera ‘no es cristiano’”, se volvieron emblemáticas.
Su postura hacia la comunidad LGBTQ+ también generó debates. Si bien inicialmente fue conocido por su frase “¿Quién soy yo para juzgar?”, su evolución culminó con la aprobación de bendiciones para parejas del mismo sexo. Esta apertura, sin embargo, no estuvo exenta de críticas dentro de la Iglesia.
El cuidado del medio ambiente fue otra piedra angular de su pontificado. Su encíclica "Laudato Si'" (2015), un hito al usar datos científicos en un documento de enseñanza papal, instó a una revolución cultural para corregir el sistema económico global, que calificó de "estructuralmente perverso".
No obstante, su papado no estuvo libre de controversias. El manejo de casos de abuso sexual dentro del clero, especialmente el incidente en Chile en 2018, manchó su imagen, a pesar de sus esfuerzos posteriores por abordar el problema y aprobar leyes que abolían el secreto pontificio. La oposición a sus reformas, alimentada también por la figura del Papa Benedicto XVI, creó un escenario de confrontación ideológica dentro de la Iglesia.
El legado de Francisco, por lo tanto, se presenta como una compleja y rica narrativa, marcada por sus acciones humanitarias, sus reformas audaces, y los desafíos que enfrentó en un escenario global y una institución con profundas raíces históricas.