"Sufrimos mucho", comenta un residente, "nosotros no más estamos cuidándonos entre nosotros y a mi esposa, a los niños pequeños, para que no les pase nada, que no se espanten".
Entre los afectados se encuentra Alejandro, quien se desplaza en silla de ruedas desde que perdió las piernas en un accidente. La amenaza del río lo mantiene en constante estado de alerta. "Si el río llegara a colapsar, no tendría oportunidad de salir", explica, "tendría que arrastrarme lo más rápido que pueda, porque un paso en falso en el cauce sería fatal".
El río, con una profundidad de más de 3 metros y un borde que apenas rebasa los 80 cm, representa una amenaza real para la vida de los habitantes. "Se siente bien frío, bien horrible, no puede ni salir uno", lamenta Victoriana, esposa de Alejandro, "pues pedir un favor bien grande a ver dónde nos van a colocar tantito que vienen a poner aquí como un varandalcito y pues yo puedo salir, pero mi esposo...".
Las últimas lluvias, según los residentes, han sido inusualmente intensas, lo que ha provocado la crecida del río y la inundación de sus viviendas. A pesar de que las autoridades han acudido a limpiar las casas afectadas, los habitantes exigen la construcción de una barda que controle el cauce del río. "Se nos inunda la vivienda hasta 1 metro", explica uno de los afectados, "no se puede ni abrir la puerta, hay que quitar el lodo, es espantoso... Este año fue cuando el río no da abasto, se sale, se desborda".
La situación en Aucalpán refleja la vulnerabilidad de las familias que viven a la orilla de ríos y arroyos, y la necesidad de que las autoridades tomen medidas para prevenir futuras inundaciones y proteger la vida de los ciudadanos.