A pesar de que el gobierno ha implementado diversas iniciativas para apoyar a sectores marginados, los hombres se encuentran en una encrucijada, excluidos de los beneficios que deberían recibir.
¿Por qué esta disparidad? La respuesta no es sencilla y radica en un entramado de barreras culturales, sociales y estructurales que dificultan su acceso a los programas sociales.
La cultura del "hombre proveedor" pesa fuertemente en la sociedad mexicana. Muchos hombres evitan pedir ayuda por miedo a ser percibidos como débiles o dependientes. "Los hombres tienden a ver los programas sociales como un último recurso, lo que se suma a la presión social de demostrar su autosuficiencia," explica el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) en un estudio reciente.
La falta de difusión y diseño de programas específicos para hombres vulnerables también juega un papel crucial. Mientras que los programas sociales suelen enfocarse en madres solteras, mujeres víctimas de violencia y adultos mayores, pocos están diseñados teniendo en cuenta las necesidades y contextos específicos de los hombres, especialmente aquellos en situaciones de desempleo o en riesgo de exclusión social.
Las consecuencias de esta desconexión son graves y multifacéticas. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revela que los hombres representan el 80% de las personas en situación de calle en el país, muchos de los cuales podrían beneficiarse de programas de apoyo económico, capacitación laboral y acceso a vivienda.
El Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz destaca que los hombres en vulnerabilidad también enfrentan mayores riesgos de caer en conductas delictivas, abuso de sustancias y problemas de salud mental. Un dato escalofriante: los hombres representan el 80% de los suicidios en México.
Las cifras son contundentes. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) señala que solo el 18% de los hombres en situación de pobreza extrema en México acceden a programas sociales, comparado con el 34% de las mujeres en la misma condición.
Esta brecha se evidencia en programas como "Jóvenes Construyendo el Futuro" y "Sembrando Vida", donde solo el 23% de los beneficiarios del primero son hombres.
Las barreras que enfrentan estos hombres son múltiples:
- Resistencia cultural: La presión social de ser el proveedor de la familia.
- Falta de información y acceso a los programas: Dificultad para acceder a la información sobre los programas sociales disponibles.
- Desconocimiento de sus propios derechos: Falta de conocimiento sobre sus derechos y cómo acceder a los programas.
- Falta de confianza en las instituciones: Desconfianza en la capacidad del gobierno para brindar apoyo efectivo.