A pesar de ser una alternativa vital para las comunidades indígenas, especialmente en áreas remotas, la medicina tradicional aún lucha por encontrar su lugar en los hospitales.
El Día Mundial de la Medicina Tradicional, celebrado el 22 de octubre, sirvió como escenario para que médicos tradicionales como Cristina Martínez, originaria de la comunidad Mazahua en Jalisco, denunciaran la resistencia de los profesionales de la salud clínica y los hospitales públicos a aceptar sus técnicas ancestrales. "No nos han tomado mucho en cuenta nuestra medicina, porque son los doctores que no dejan que se reconozca porque piensan que les vamos a quitar el trabajo de ellos, nosotros respetamos, pero que también se respete nuestra cultura”, expresó Martínez.
Desde 2023, representantes de diversos pueblos originarios del país han solicitado al gobierno que la medicina tradicional sea reconocida como patrimonio cultural e inmaterial de los 68 pueblos indígenas de México. Si bien el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ha incluido a parteras, médicos tradicionales y voluntarios rurales en programas de salud comunitaria, la realidad en los hospitales de las grandes ciudades es muy diferente.
Esperanza Pérez, médica tradicional originaria de Michoacán, describe una situación común: "No sé por qué ahora nos limitan los doctores que dicen: "no puedes tomar esto o no te puedes poner tal cosa porque te hace daño", cuando nosotros sabemos que desde niños o desde nuestros abuelos se curaban con la medicina tradicional".
La medicina tradicional no solo es un legado cultural invaluable, sino también una alternativa crucial para las comunidades indígenas que enfrentan dificultades para acceder a los servicios de salud pública. Muchas personas trabajan en el comercio informal y no cuentan con seguro médico, además de vivir en áreas rurales donde las clínicas son escasas y de difícil acceso.
"Antes no había medicina en los pueblitos, yo vengo de la sierra y no había, no había carretera, no había carros, no había nada, entonces la gente del pueblo se iba con una curandera para preguntarle qué les pueden dar o qué les pueden poner y se curaban con hierbitas, no había pastillas", relató Pérez.
Durante la pandemia de COVID-19, la medicina tradicional demostró su utilidad para las comunidades indígenas, incluso para migrantes que residían en Estados Unidos. "Para todas esas compañeras o personas que están muy alejadas de la ciudad, esta medicina tradicional la podemos tener en nuestra casa para cualquier tipo de situación, la verdad que sí apoyó mucho", afirmó Martínez.
Ambas médicas, expertas en herbolaria, no pierden la esperanza de que el sistema de salud eventualmente les permita colaborar en hospitales para compartir sus conocimientos. "Que hubiera un convenio por parte de los hospitales del IMSS o ISSSTE, que ellos nos dieran una plática (charla) de su medicina y nosotros de nuestra medicina tradicional, y a lo mejor no hubiera tanto muerto", pidió Pérez.