La tranquilidad de la tarde se ve interrumpida por un grito desesperado. Un hombre, con el rostro marcado por el dolor, pide ayuda a los policías auxiliares. Su historia, un relato de violencia doméstica, se convierte en un recordatorio de la realidad que viven muchas parejas en México.
La víctima, un hombre de 36 años, relata a los policías que su esposa, de 38 años, tras una discusión, le roció con un solvente y le prendió fuego. Las quemaduras de segundo grado en su área abdominal son una evidencia del ataque. "El ciudadano de 36 años de edad refirió que tuvo una discusión con su pareja sentimental y, de pronto, le lanzó un solvente sobre su cuerpo y le arrojó un cerillo encendido, lo que le provocó quemaduras", señala el comunicado de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC).
La mujer, identificada por la SSC, fue detenida y presentada ante el agente del Ministerio Público, quien determinará su situación jurídica. Este caso, que conmociona a la capital mexicana, nos recuerda que la violencia familiar no distingue géneros y que las estadísticas oficiales, aunque con algunos años de antigüedad, revelan que casi un 25% de las denuncias por violencia doméstica en 2011 correspondían a hombres maltratados por sus parejas.
Este caso pone de manifiesto la importancia de visibilizar la violencia familiar en todas sus formas y la necesidad de implementar políticas públicas que protejan a todas las víctimas, sin importar su género.