La noche del 2 de noviembre, mientras la Ciudad de México se preparaba para celebrar el Día de Muertos, un grupo de jóvenes se reunía en Iztapalapa para una fiesta de Halloween. La noche prometía ser inolvidable, llena de risas, disfraces y la emoción de celebrar. Sin embargo, la alegría se vio interrumpida por un incidente que puso en peligro la salud de varios asistentes.
Alrededor de las calles Laboristas y San Andrés Tetepilco, en un inmueble donde se celebraba la fiesta, los jóvenes comenzaron a sentir malestares. Las bebidas que consumían, “aguas locas”, se habían convertido en un enemigo silencioso, causando intoxicaciones en varios de los presentes. La situación se tornó grave, obligando a los asistentes a solicitar ayuda a las autoridades.
Unidades del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM) acudieron rápidamente al lugar. Los paramédicos, tras revisar a los jóvenes, determinaron que dos de ellos necesitaban atención médica especializada en hospitales cercanos.
La edad de los afectados aún no ha sido revelada, pero se reporta que se encuentran en estado estable.