El silencio de la madrugada en la colonia Valle de Huinalá, Apodaca, se vio interrumpido por el rugido de motores y el chirrido de llantas. Era la 1:30 de la mañana del miércoles cuando una camioneta Honda Pilot blanca, con cuatro sujetos a bordo, llamó la atención de los oficiales de la policía municipal.
La escena se tornó caótica cuando el conductor de la camioneta, lejos de atender la indicación de detenerse, aceleró a fondo, dando inicio a una persecución que se extendió por varios kilómetros. Los oficiales, en su intento por detener a los sospechosos, se vieron obligados a seguirlos a través de las calles de Apodaca y Guadalupe, con el riesgo de un enfrentamiento a fuego.
La persecución terminó abruptamente en la colonia Torremolinos La Fe, en Guadalupe, donde la camioneta quedó impactada contra un muro cerca de una gasolinera. El silencio volvió a reinar, solo que esta vez, cargado de tensión. Los cuatro sujetos, aprovechando el momento, abandonaron la camioneta y se esfumaron corriendo entre las sombras.
La camioneta, ahora un escenario de la fuga, reveló el motivo de la persecución: en su interior, las autoridades encontraron cuatro fusiles tipo AR-15 y aproximadamente 20 cargadores abastecidos con cartuchos calibre .223. La escena no solo reflejaba la magnitud de la persecución, sino también la peligrosidad de los sospechosos.
Las autoridades, conscientes de que los sujetos aún estaban en la zona, intensificaron los operativos de búsqueda para dar con ellos. A pesar del despliegue de fuerzas y la magnitud del arsenal encontrado, la persecución terminó sin la captura de los presuntos delincuentes. La historia, sin embargo, dejó un escalofrío en la ciudad: la presencia de armas de alto poder en manos de individuos que no dudaron en poner en riesgo la vida de los oficiales durante la persecución. Las investigaciones continúan y la búsqueda de los sospechosos, así como la aclaración de su objetivo, permanecen como interrogantes en el aire.