La salud mental de esta generación está en juego, y la necesidad de atención especializada se vuelve cada vez más urgente.
En medio de la crisis, las autoridades han comenzado a abordar la problemática. La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha mencionado la existencia de un plan para atender las necesidades de salud mental de los jóvenes, con especial énfasis en aquellos que han experimentado la violencia del narcotráfico. Si bien la información aún es escasa, se ha confirmado que el programa incluirá intervención en escuelas primarias y un plan de atención a la violencia contra las mujeres, que abarca aspectos educativos y la lucha contra la impunidad.
Sin embargo, la falta de detalles específicos sobre el enfoque, las estrategias y las medidas concretas que se implementarán para atender la problemática de salud mental de los jóvenes expuestos a la violencia genera incertidumbre. La complejidad del tema exige intervenciones multidisciplinarias y a largo plazo que aborden las causas profundas de la violencia, así como las necesidades específicas de los jóvenes afectados por el narcotráfico.
Es crucial que el gobierno brinde información detallada sobre las estrategias y medidas que se implementarán, los mecanismos de evaluación y seguimiento para garantizar que el plan atienda efectivamente las necesidades de salud mental de este grupo vulnerable. La participación activa de la comunidad y la evidencia científica son elementos fundamentales para asegurar la eficacia de cualquier intervención en este ámbito.