El acuerdo, denominado Acta 331, fue firmado en Ciudad Juárez por autoridades de México y Estados Unidos. Este documento, según la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), introduce herramientas que permitirán a México cumplir con sus compromisos de manera más flexible, incluso ante desafíos climáticos.
¿Qué se busca con este acuerdo?
El Acta 331 busca "mejorar la fiabilidad y previsibilidad de las entregas de agua" del río Bravo que México hace a Estados Unidos, en el marco del tratado bilateral de 1944. Esta actualización responde a la creciente necesidad de gestionar de forma más eficiente el agua compartida, considerando el estrés hídrico que afecta la región fronteriza.
El acuerdo también subraya la importancia de incorporar las entregas de agua a Texas en los planes de asignación hídrica de México. Esto garantizaría un suministro más predecible para Estados Unidos.
El compromiso de ambas naciones
El embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, afirmó que el acuerdo "establece nuestro compromiso conjunto de gestionar de manera responsable y sostenible estos importantes recursos hídricos". Su visión busca satisfacer las necesidades de usuarios agrícolas, comunidades y el medio ambiente en ambos lados de la frontera.
Por su parte, Maria-Elena Giner, comisaria estadunidense de la CILA, destacó la urgencia de este acuerdo, reconociendo que "los últimos 30 años han demostrado que el statu quo no era aceptable". La nueva herramienta permitirá a México mejorar el suministro de agua de manera más consistente.
El acuerdo también contempla la creación de un Grupo de Trabajo Medioambiental del Río Bravo para abordar los desafíos ambientales de la región, así como la formalización de la Iniciativa de Calidad del Agua del Bajo Río Bravo, enfocada en solucionar problemas de salinidad.