En un contexto de creciente preocupación por la seguridad en el sistema de transporte público, se han intensificado las revisiones en diversas estaciones del Metro de la Ciudad de México. Este aumento en la vigilancia se produce tras un reciente ataque en la estación Tacubaya, donde un individuo agredió a varios pasajeros. Sin embargo, a pesar de la implementación de arcos detectores de metales, su uso sigue siendo opcional y, en muchos casos, ineficaz.
Las estaciones, como Garibaldi y Tasqueña, cuentan con equipos diseñados para detectar armas, pero muchos de estos dispositivos permanecen inactivos o descompuestos. En Garibaldi, por ejemplo, aunque hay un escáner de rayos X disponible, los usuarios no son obligados a utilizarlo, lo que ha llevado a que la mayoría de los pasajeros ignoren la invitación de las autoridades para pasar sus pertenencias por el arco detector. En Tasqueña, los usuarios han reportado que el equipo lleva meses sin funcionar.
La situación se complica aún más en Tepito, una zona con alta incidencia delictiva, donde los equipos de detección también están inactivos. En contraste, en la estación Tacubaya, se han implementado revisiones obligatorias tras el ataque, lo que ha generado un ambiente de tensión entre los usuarios.
La Secretaría de Salud local ha informado que, tras el ataque en Tacubaya, solo dos de las víctimas permanecen hospitalizadas, mientras que la Fiscalía capitalina investiga al presunto agresor, quien está siendo evaluado psiquiátricamente. Este incidente ha reavivado el debate sobre la efectividad de las medidas de seguridad en el Metro, que desde 2009 ha intentado implementar protocolos para prevenir situaciones de riesgo.
En un incidente relacionado, un usuario invadió las vías del Metro en la estación Guelatao, lo que llevó a la movilización de elementos policiacos. Este tipo de eventos resalta la necesidad de una revisión más exhaustiva de los protocolos de seguridad y la operatividad de los equipos instalados en el sistema de transporte.
La situación actual plantea interrogantes sobre la efectividad de las medidas de seguridad implementadas y la responsabilidad de las autoridades para garantizar la seguridad de los usuarios en el Metro, un medio de transporte vital para millones de personas en la capital.