La presidenta Claudia Sheinbaum ha planteado un incremento cercano al 12.5% para la fijación del salario mínimo 2025, una propuesta con la que el sector empresarial parece estar de acuerdo. Sin embargo, desde el sector sindical, la expectativa es más ambiciosa, con diversos sindicatos expresando interés en un crecimiento de entre 20% y 25%.
Según Adecco México, el incremento de la remuneración básica para el próximo año idealmente debe oscilar entre 10% y 15%, considerando la inflación y el aumento en el costo de vida. Por otra parte, las estimaciones de la Dirección Técnica de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) indican que los incrementos al salario mínimo han tenido un costo menor para las empresas con trabajadores que perciben ingresos similares a los nuevos montos.
En los últimos seis años, la referencia salarial pasó de 88.40 a 248.93 pesos por jornada laboral. El último incremento fue de 20%, y los ajustes históricos a la remuneración básica fueron parte de la política de recuperación salarial planteada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, misma que continuará la presidenta Claudia Sheinbaum.
El nuevo gobierno asumió como compromiso llevar la referencia salarial a un equivalente de 2.5 canastas básicas para el 2030, lo que implicaría ajustes cercanos al 12% cada año, niveles más moderados que los incrementos observados entre 2019 y 2024.
Entre los factores que han contribuido al escenario idóneo para mejorar la remuneración básica se encuentran la desindexación del salario mínimo, el Monto Independiente de Recuperación (MIR) y el Tratado Comercial con Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
El salario mínimo ha tenido un impacto positivo en cuanto a los ingresos de los trabajadores, la disminución de la brecha salarial de género y la pobreza laboral, aunque ha representado retos en las estructurales salariales de las empresas, principalmente por la cercanía que ha alcanzado con remuneraciones de nivel de entrada.
Según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), en un período de cinco años, México incrementó 86.6% el salario mínimo en términos reales, un alza que superó 6.7 veces el promedio de las economías que integran la organización.
Además, entre 2018 y 2022, de las 5.1 millones de personas que salieron de la pobreza, 4.1 millones se pueden atribuir exclusivamente a la recuperación del poder adquisitivo del salario mínimo, de acuerdo con lo reportado por la Secretaría del Trabajo.
México se ubica como la séptima economía de Latinoamérica con el salario mínimo más alto, y los últimos incrementos han permitido escalar nueve posiciones y alcanzar una remuneración básica superior al promedio de las naciones latinoamericanas.
Según estudios de la Conasami, los aumentos históricos a la remuneración básica no han generado un efecto negativo en la inflación y han tenido un impacto positivo en la brecha salarial de género, misma que se ha reducido 25% desde el 2019.