Aunque esta costumbre se ha ido perdiendo con el tiempo, todavía se conserva en algunas comunidades católicas y ortodoxas. El onomástico se refiere al día en que se festeja a un santo en particular, aunque a menudo se confunde con el cumpleaños. En realidad, el onomástico es una celebración que se centra en el listado de nombres del santoral. En este sentido, el 3 de diciembre se conmemora a varios santos y mártires, entre ellos San Francisco Javier, un misionero jesuita que destacó por su labor en Oriente.
Francisco Javier nació en 1506 en el castillo de su familia en Navarra, España. Estudió en París y se graduó en Letras y Filosofía. Luego, se unió a la Compañía de Jesús y se convirtió en un misionero destacado en Oriente. Su labor se centró en la conversión de gentes en la India, Ceilán y Japón. Fue canonizado en 1622 junto con otros santos, como San Ignacio de Loyola y Santa Teresa de Jesús.
La vida de Francisco Javier estuvo marcada por su dedicación a la fe y su labor misionera. Fue un hombre de gran carisma y convicción, que se ganó el respeto y la admiración de los pueblos que conoció. Su legado continúa siendo relevante en la actualidad, y su figura es venerada por la Iglesia Católica.
Además de Francisco Javier, el 3 de diciembre se conmemora a otros santos y mártires, como San Ambico, Santa Atalia, San Birino, San Casiano de Tánger, San Claudio tribuno, San Crispino mártir, San Galgano, Santa Hilaria, San Jasón, San Lucio eremita, Santa Magina, San Mirocles y San Sofonías.
La beatificación y canonización son procesos que se llevan a cabo en la Iglesia Católica para reconocer a los santos y mártires. El proceso implica cuatro pasos: ser nombrado siervo de Dios, venerable, beato y finalmente santo. La beatificación se puede lograr a través de una causa de virtudes heroicas o el martirio.
Según el Martirologio Romano, la Iglesia Católica cuenta con al menos 7.000 santos reconocidos. Sin embargo, se cree que la cifra real puede ser mucho mayor, ya que no se cuenta a los mártires. En la historia reciente, el Papa Juan Pablo II canonizó a 388 santos, mientras que el Papa Francisco ha batido todos los récords al canonizar a 898 santos.