La conferencia matutina del pasado martes 17 de diciembre, presidida por Claudia Sheinbaum Pardo, arrojó datos impresionantes: más de 6000 detenciones por delitos de alto impacto, el aseguramiento de toneladas de drogas – incluyendo fentanilo – y el decomiso de miles de armas y millones de cartuchos. Estos números, presentados como un triunfo en la lucha contra el crimen organizado, provienen de "Las Mañaneras del Pueblo".
Sin embargo, la falta de detalles genera dudas. ¿A qué tipo de delitos corresponden esas detenciones? ¿En qué regiones del país se realizaron? ¿A qué grupos criminales se atribuyen? La ausencia de esta desagregación de datos dificulta una evaluación objetiva. La fuente de información, sin análisis independiente, alimenta la desconfianza. ¿Son datos reales que reflejan un éxito tangible en la estrategia de seguridad, o se trata de una estrategia para proyectar una imagen de control?
El enfoque en la cantidad, más que en la calidad, es preocupante. “Detener a miles no garantiza la disminución de la criminalidad si no hay un sistema judicial eficiente”, afirman algunos expertos. La falta de información sobre las condenas derivadas de estos operativos refuerza la incertidumbre. ¿Cuántas de estas detenciones llevaron a sentencias? Esta es una pregunta clave que permanece sin respuesta.
Se menciona una respuesta específica en Sinaloa, con un incremento de la seguridad en la región tras una orden presidencial. Esta acción reactiva contrasta con la necesidad de una estrategia a largo plazo que aborde las raíces del problema:
- Pobreza
- Desigualdad
- Falta de oportunidades
En resumen, los números son impactantes, pero la falta de transparencia y la ausencia de un análisis independiente impiden una valoración completa. Se necesita más que cifras llamativas para demostrar un progreso real en materia de seguridad. La ciudadanía exige una evaluación imparcial, más allá de las conferencias matutinas.