La intensidad de las acciones, a simple vista, sugiere una estrategia audaz.
El anuncio oficial, realizado el 17 de diciembre durante la conferencia matutina de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, fue contundente: más de una tonelada de fentanilo asegurada, un golpe histórico a los cárteles, según el gobierno. Se detallaron operativos conjuntos de la Sedena, Marina, Guardia Nacional y la Fiscalía General de la República (FGR), resultando en la detención de cientos de individuos, incluyendo a quienes se calificaron como "generadores de violencia".
Pero más allá de las cifras impactantes, surge un cuestionamiento crucial: ¿Es esto un cambio verdadero o simplemente una estrategia de corto plazo? La historia reciente en la lucha antinarcotráfico en México está llena de ejemplos de operativos espectaculares que, con el tiempo, terminan cediendo ante el resurgimiento de la violencia. La estrategia del gobierno, según se explicó, se basa en dos pilares:
- Programas sociales y trabajo comunitario: Un enfoque en las causas de la violencia, con visitas casa por casa, con el objetivo a largo plazo de abordar los problemas de raíz.
- Acciones contundentes contra líderes criminales: La detención de figuras clave del crimen organizado, lo que representa un impacto inmediato, pero cuya sostenibilidad a largo plazo es incierta.
La falta de transparencia en la información, y el enfoque propagandístico en la presentación de los datos, genera desconfianza. La ausencia de detalles sobre las investigaciones, los procesos judiciales de los detenidos y, sobre todo, la carencia de una estrategia a largo plazo para prevenir la reincidencia, opaca los resultados anunciados. La verdadera prueba de esta estrategia radicará en los meses y años venideros, en la reducción sostenida de la violencia y en la consolidación de la paz en la región.
El gobierno enfrenta el reto de demostrar que no se trata de una simple repetición de ciclos de violencia reprimidos con operativos de alto perfil, sino de un cambio sustancial y duradero en la situación de seguridad de Sinaloa. El tiempo, finalmente, dirá si la estrategia implementada logra su objetivo principal.