Violencia de género: Residente del INCan obliga a su pareja a ver videos de El Temach

El caso de Fernanda, una pasante del Instituto Nacional de Cancerología (INCan), es un ejemplo desgarrador. Su relación con Octavio Arroyo, un médico residente del mismo instituto, se convirtió en una pesadilla marcada por la violencia de género. La situación escaló de manera preocupante, llegando a un punto en el que la manipulación y el control se convirtieron en herramientas cotidianas.
Fernanda relata cómo, durante una acalorada discusión por supuestas infidelidades –acusaciones que ella niega–, Octavio la obligó a ver durante tres horas seguidas videos de Luis Castilleja, conocido como El Temach, un influencer que ofrece consejos –a menudo controversiales– sobre relaciones de pareja.
“Él se ponía en medio de la puerta para que no abriera, me dijo que me acostara con él y me tuvo dos o tres horas viendo videos de El Temach”, recuerda Fernanda en su testimonio en el podcast “Diagnóstico”, conducido por Mr. Doctor. Estos videos, según su relato, se centraban en la idea de que las mujeres no deberían tener amigos hombres, una premisa que él usaba para justificar su control sobre ella.
Una frase en particular de El Temach quedó grabada en la memoria de Fernanda: “‘Pues mándela a la v…ga, mi compa’”. Esta afirmación, contextualizada dentro de la narrativa de los videos, se utilizaba para presionarla a cortar lazos con sus amistades, quienes, según la perspectiva impuesta por Octavio, solo buscaban perjudicar su relación.
El comportamiento de Octavio no se limitó a la manipulación a través de los videos de El Temach. La joven también describe episodios de humillación, amenazas de muerte ("si no me explicas, te voy a romper la nariz", "si te portas bien, te dejaré tener amigas") y un control absoluto sobre su vida social.
La situación llegó a un punto crítico cuando, mientras veía los videos de El Temach, su teléfono comenzó a sonar insistentemente. Mensajes de su familia y amigos expresaban su preocupación por su ausencia. Octavio, lejos de mostrar empatía, intensificó su control, demostrando una clara intención de aislarla.
Tras este episodio, Fernanda decidió huir, buscando apoyo en sus seres queridos y en su red de compañeros de trabajo. Ironicamente, esta decisión le costó su puesto en el hospital, según su propio testimonio, debido a una represalia por la denuncia de violencia de género.
Este caso pone en evidencia la complejidad de la violencia de género en contextos profesionales, y cómo la influencia de figuras públicas y sus mensajes pueden ser utilizados para justificar comportamientos abusivos. La historia de Fernanda es una llamada a la reflexión sobre la necesidad de una mayor concientización y apoyo para víctimas de violencia en el ámbito laboral.