Eran alrededor de las 11:00 AM. Una pareja, junto con sus hijos, se disponía a un día normal cuando dos individuos, un hombre y una mujer, se presentaron como representantes de una compañía telefónica, ofreciendo un nuevo paquete de internet y telefonía. El engaño era perfecto en apariencia.
“No, gracias”, respondió el esposo, intentando cerrar la puerta. Pero la reacción fue inmediata: un pie se interpuso, impidiendo el cierre. En un instante, los supuestos promotores empujaron con fuerza, irrumpiendo en la vivienda.
El rápido actuar de la esposa, gritando “¡Métete, métete!” a su esposo, evitó una confrontación inicial. Pero la situación lejos de calmarse, escaló rápidamente. Los intrusos, ya en el interior de la casa, exhibieron una pistola, lanzando amenazas directas: “¡Abre la puerta o lo matamos!”, le gritaron a la familia.
Ante la amenaza inminente, la mujer no tuvo opción. Abrió la puerta. La familia fue conducida al baño, encerrada mientras los delincuentes actuaban con una eficiencia escalofriante. El procedimiento fue preciso: primero, exigieron las llaves de los vehículos. Luego, mientras la familia permanecía recluida, saquearon la casa. Pantallas, computadoras portátiles, equipo electrónico, relojes y cualquier objeto de valor fueron arrojados a los autos.
El tiempo se detuvo para la familia. Aunque la intrusión duró aproximadamente 10-15 minutos, la sensación de indefensión fue abrumadora. Las visitas esporádicas de los ladrones al baño, interrogando sobre objetos de valor, aumentaron la tensión. Tras 30 minutos de terror, la familia finalmente salió del baño, encontrando su hogar vacío y sus dos coches desaparecidos.
Afortunadamente, uno de los autos contaba con un sistema de rastreo GPS. La rápida respuesta de la compañía de rastreo, junto con la policía, permitió localizar los vehículos. Los encontraron estacionados en la zona de Tacubaya, vacíos, pero intactos, aunque uno de ellos ya había sido despojado de sus llantas nuevas. Los duplicados de las llaves permitieron recuperar ambos coches.
Este incidente, ocurrido hace unos meses, no solo destaca la audacia de los delincuentes, sino la vulnerabilidad de las familias ante este tipo de ataques. La investigación no logró la captura de los responsables, pero la experiencia dejó una lección valiosa: la prevención es crucial.
Similar a este caso, se reportan incidentes en la Colonia Roma, donde falsos fumigadores, incluso en edificios de departamentos, se hacen pasar por empleados de la delegación para acceder a las viviendas, robando a sus ocupantes, especialmente adultos mayores.
La recomendación es clara: extrema precaución al abrir la puerta, incluso ante personas que parezcan ser trabajadores de alguna empresa o institución. Sistemas de seguridad visibles, como cámaras, y puertas de seguridad reforzadas son medidas preventivas necesarias en la actual coyuntura.