Las sirenas, aunque presentes, no anunciaban la urgencia que se estaba desarrollando a pocos metros de la multitud. En la colonia Santa Martha Acatitla, sobre un puente vehicular, un hombre se encontraba en una situación de crisis. Su decisión de arrojarse al vacío era inminente. Fue entonces cuando la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México recibió la alerta. El número de emergencia, el 55 5208 9898, había recibido una llamada que marcaría el curso de los eventos.
Los oficiales, al llegar al lugar, encontraron al sujeto sentado precariamente sobre el muro de contención. "Se notaba alterado", se lee en el reporte policial. La escena requería delicadeza y precisión; una aproximación incorrecta podría empeorar la situación. La patrulla se estacionó estratégicamente a unos 20 metros de distancia, creando un espacio de seguridad y permitiendo una aproximación gradual.
El protocolo de actuación policial incluyó un acercamiento cauteloso, priorizando el diálogo para establecer una conexión con el hombre. Fue un trabajo de paciencia y entendimiento, un proceso de acercamiento paso a paso, que demostró la preparación de los oficiales. Uno de ellos, aprovechando un instante de distracción, se acercó por detrás y logró asegurar al hombre sin provocarle un susto mayor.
La intervención culminó con éxito. El sujeto, una vez estabilizado, fue trasladado en la patrulla a una calle cercana donde fue dejado. Rechazó la atención médica, algo común en estos casos, y se retiró por sus propios medios. El incidente, aunque dramático, finalizó sin consecuencias graves gracias a la rápida y eficaz respuesta de la SSC.
Los protocolos de actuación para este tipo de situaciones, que incluyen el diálogo, la aproximación controlada y la evaluación del estado del individuo, fueron cruciales para evitar un desenlace fatal. La colaboración ciudadana a través de la línea de emergencia también jugó un papel fundamental.