El fin de semana, sin embargo, había sido un torbellino. Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, había vuelto a amenazar con la imposición de aranceles del 25% a todas las exportaciones mexicanas. Su justificación: una supuesta "alianza intolerable entre los cárteles mexicanos y el gobierno mexicano, que pone en riesgo la seguridad nacional de Estados Unidos."
Esta amenaza, lejos de ser una mera bravata, fue analizada por Intercam como una táctica recurrente de Trump. La firma financiera señaló que la imposición de aranceles parece ser, “una herramienta para conseguir sus fines,” recordando la estrategia utilizada durante su primer mandato.
Pero la historia dio un giro inesperado. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, anunció un acuerdo con Trump. Las nuevas tarifas quedarían en pausa, al menos por un mes. Este acuerdo, logrado tras una conversación telefónica entre ambos mandatarios, incluía compromisos específicos:
- Estados Unidos se comprometió a intensificar la lucha contra el tráfico de armas.
- México reforzará su frontera norte con la movilización de 10,000 elementos de la Guardia Nacional.
Rogelio Ramírez de la O, titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, realizó una llamada con inversionistas para tranquilizar los ánimos. Si bien reconoció la posibilidad de una depreciación de hasta el 12% del peso en caso de aplicarse los aranceles, destacó "que México cuenta con varios capital para mitigar el impacto de los aranceles, como lo es un entorno macroeconómico estable y sólidas finanzas públicas." Intercam coincidió con este análisis, enfatizando la importancia de la estabilidad macroeconómica mexicana.
La situación, aunque aparentemente calma, deja abierta la posibilidad de nuevos episodios de volatilidad, especialmente considerando la próxima revisión del T-MEC y el estudio ordenado por Trump sobre el déficit comercial bilateral.