Ciberseguridad en México: alerta por aumento de estafas online

Un reciente estudio, el Appdome Mexico Mobile Consumer Survey 2024, arroja cifras alarmantes. Se destaca que México supera la media global en ciberataques a dispositivos móviles, con un sorprendente 48% de usuarios reportando haber sido víctimas. Esto contrasta con el 40% a nivel mundial.
Pero la situación es aún más preocupante al analizar el impacto de las estafas basadas en ingeniería social. El 30.7% de los usuarios mexicanos ha sido víctima o conoce a alguien afectado por este tipo de fraude, una cifra significativamente mayor al promedio global. Esta realidad ha generado una demanda casi unánime: el 99.5% exige mayor protección contra el fraude en las aplicaciones móviles.
Este dato no es una casualidad. El 63.9% de los consumidores mexicanos identifica las estafas con ingeniería social e inteligencia artificial como su principal preocupación, un máximo histórico desde 2021. Esto implica un aumento considerable en la concienciación sobre los riesgos, incluyendo técnicas como el spoofing de ubicación y el robo de cuentas.
La desconfianza hacia los desarrolladores de aplicaciones también está en aumento. Un significativo 53.9% considera que la responsabilidad de proteger la experiencia del usuario recae en el desarrollador. Este sentimiento se refleja en el hecho de que el 96% de los consumidores mexicanos verifica la seguridad y privacidad de las aplicaciones antes de usarlas, y el 38% lo hace cada vez que instala una nueva.
Más allá de la preocupación por la seguridad, la privacidad de datos también es crucial. Un 21.5% de los usuarios cree que los desarrolladores no priorizan la seguridad de las aplicaciones, y el 72.1% afirma que cancelaría una aplicación que no proteja adecuadamente sus datos. Estas cifras revelan un cambio en la actitud de los consumidores, quienes exigen mayor transparencia y responsabilidad por parte de las marcas de aplicaciones.
El estudio deja claro que la ciberseguridad en México requiere atención urgente. La creciente vulnerabilidad a los ciberataques y la desconfianza hacia los desarrolladores exigen una respuesta proactiva por parte de las empresas y las autoridades para garantizar la seguridad digital de los usuarios.