Madres Buscadoras: rodada por la justicia en CDMX

El corazón de esta vibrante energía fueron las madres buscadoras, quienes, junto a familiares de personas desaparecidas y un amplio grupo de activistas y simpatizantes, organizaron una rodada ciclista. Esta no fue una simple rodada recreativa; fue un acto de resistencia, una declaración pública en dos ruedas.
La iniciativa, parte de la Segunda Jornada Nacional de Búsqueda Humanitaria, convocada por la Unificación Nacional de Familias Buscadoras (una red que agrupa a más de 70 colectivos de 23 estados), partió simultáneamente desde dos puntos icónicos: la Glorieta de Personas Desaparecidas en Paseo de la Reforma y la sede de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México. Desde ahí, un mar de bicicletas se abrió paso entre el tráfico, llevando consigo un mensaje poderoso.
Las imágenes son elocuentes: carteles con lemas como “Iluminando juntas el camino hacia la verdad, basta de impunidad”, “Hasta encontrarles” y “Bicis en lucha”, pintadas en muros, y sobre todo, la determinación en los rostros de quienes pedaleaban, cada vuelta de rueda un paso más en su incansable búsqueda.
La rodada no se limitó a la capital. Se trató de una jornada nacional, un eco de solidaridad y exigencia que resonó en todo el país. La conclusión en Tacuba, con actividades artísticas, no representó un punto final, sino una pausa en una lucha que continúa.
El contexto es complejo. Los recientes hallazgos de restos humanos en el Rancho Izaguirre, Jalisco, y las reuniones entre las madres buscadoras y la Secretaría de Gobernación, donde se exigió el cambio de las titulares de la Comisión Nacional de Búsqueda (Teresa Reyes) y la CNDH (Rosario Piedra Ibarra), pintan un panorama difícil. La firma de una carta por cientos de familiares, respaldando un procedimiento internacional ante la ONU por desapariciones forzadas, añade otra capa a esta compleja realidad.
El mensaje de las madres buscadoras es claro: la búsqueda continúa, sin importar los obstáculos. Su perseverancia, su valentía, su lucha por la justicia, resuenan más allá de las calles de la Ciudad de México (CDMX), convirtiéndose en un símbolo de esperanza para quienes buscan a sus seres queridos. La rodada ciclista no fue solo un evento; fue un recordatorio potente, un grito silencioso pero firme que pide justicia y respuestas.