Sheinbaum destaca presencia de 1.5 millones de estadounidenses en México, muchos sin documentos

Recientemente, la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha generado debate al destacar la presencia de una importante comunidad estadounidense en México, estimada en 1.5 millones de personas. Sheinbaum enfatizó que una parte considerable de este grupo “no tienen documentos”, pero que son recibidos con calidez. Sus declaraciones se dieron en el contexto de la discusión sobre la aportación de los mexicanos a la economía estadounidense y las políticas migratorias de la administración Trump.
La funcionaria destacó la creciente presencia de estadounidenses, particularmente jóvenes, trabajando a distancia desde diversas ciudades mexicanas, incluyendo la Ciudad de México (Roma, Condesa, Juárez y Cuauhtémoc), así como estados como Sonora, Sinaloa y Baja California Sur. Esta nueva ola de “nómadas digitales” está transformando el paisaje urbano y social en estas regiones.
Sin embargo, esta afluencia no está exenta de controversia. En varias ciudades, se han presentado quejas sobre la gentrificación, impulsada en parte por el aumento del costo de la vida en zonas populares. Recientemente, incluso se reportó una protesta en Mazatlán, Sinaloa, por un incidente relacionado con un estadounidense. Este tipo de situaciones pone de manifiesto la necesidad de un equilibrio entre la apertura y la gestión de los efectos socioeconómicos de la inmigración.
La preocupación por las posibles deportaciones masivas desde Estados Unidos hacia México sigue siendo un factor importante. Se estima que cerca de 5 millones de mexicanos indocumentados residen en Estados Unidos, enviando remesas que representan casi el 4% del PIB mexicano (un récord de casi 65 mil millones de dólares en 2024). Sheinbaum anunció la presentación de un nuevo informe del Latino Donor Collaborative (LDC) que cuantifica la significativa contribución económica de los mexicanos en Estados Unidos, cifrada en 2.06 billones de dólares.
En conclusión, el panorama migratorio entre México y Estados Unidos presenta una intrincada red de relaciones económicas y sociales, donde la integración de nuevas poblaciones requiere una gestión cuidadosa y un diálogo respetuoso para garantizar la convivencia armónica.