Remesas a México: impuesto y dólar debilitan economía familiar

El peso mexicano ha alcanzado un máximo histórico, cotizándose por debajo de los 19 pesos por dólar. Este fortalecimiento, impulsado por factores como las expectativas de recortes en la tasa de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos y un nuevo acuerdo comercial entre ese país y China, tiene un impacto inesperado y significativo para una gran parte de la población.
Se trata de las familias que dependen de las remesas enviadas desde el extranjero, principalmente desde Estados Unidos. En 2024, México recibió más de 64 mil millones de dólares en remesas, una cifra considerable que sustenta la economía de millones.
“Mi esposo me manda entre 100 y 110 dólares a la semana. Eso nos alcanza para comida, útiles escolares y algunos gastos básicos. Pero ahora está preocupado: si entra ese impuesto, le cobrarán más y podrá mandar menos. Además, el dólar ha bajado y ya no rinde igual”, relata Patricia López, una receptora de remesas en México, reflejando la preocupación generalizada.
El dato es alarmante: alrededor de 4.9 millones de hogares y 11.1 millones de adultos mayores en México dependen de estas transferencias internacionales. A esto se suma la implementación de un nuevo impuesto del 3.5% sobre los envíos de dinero, reduciendo aún más el ingreso disponible.
El impacto se siente con fuerza en diferentes regiones. En Jalisco, por ejemplo, cinco mil 500 millones de dólares en remesas llegaron a hogares en 2024, y Guadalajara, con más de 150 millones de dólares recibidos durante el primer trimestre de 2025, se posiciona como el tercer municipio con mayor recepción de remesas en México, solo superado por San Cristóbal de las Casas (Chiapas) y Tijuana (Baja California). Otros municipios jaliscienses como Zapopan, Tepatitlán de Morelos, Ojuelos y Lagos de Moreno también reciben importantes cantidades.
Según Antonio Ruiz Porras, académico de la Universidad de Guadalajara, “el impacto no es solo macroeconómico, sino profundamente social. El grueso del dinero de las remesas se destina al consumo: alimentos, medicinas, transporte. Una reducción en los envíos afectará directamente la capacidad de subsistencia de muchas familias.”
La incertidumbre se acrecienta ante la posible recurrencia a canales informales por el costo del impuesto y la caída en el rendimiento del dólar. Expertos como Lourdes Maisterrena González, economista de la Universidad Panamericana, advierten sobre los riesgos de fraude y la falta de garantías en estas transacciones ilegales.
La apreciación del peso, aunque positiva en términos generales, representa un desafío para estas familias, acentuado por una caída del 12% en el volumen de remesas en abril pasado y un contexto de incertidumbre generado por la política migratoria estadounidense.
Mientras la fortaleza del peso mexicano es celebrada a nivel macroeconómico, la realidad para millones de familias que dependen de las remesas se presenta como una compleja ecuación entre un dólar más débil, un nuevo impuesto y la constante preocupación por asegurar el sustento diario.