Becas Benito Juárez reducen abandono escolar pero persisten desafíos en zonas marginadas

"El dinero lo usamos para lo más urgente: comida, cuadernos y pasajes", relata una madre de familia en Oaxaca, una de las entidades donde el impacto ha sido más visible. Los números lo confirman: en secundarias, el abandono escolar se redujo hasta 1.36%, mientras que la reprobación bajó 1.59%. Sin embargo, detrás de estas cifras hay una realidad más compleja.

• Dificultades en la dispersión: Comunidades sin Bancos del Bienestar o sin acceso a cajeros automáticos enfrentan obstáculos para recibir los recursos.
• Familias numerosas: El apoyo se otorga por hogar, no por estudiante, lo que deja en desventaja a familias con varios hijos en edad escolar.
• Costos ocultos: Transporte, alojamiento y materiales siguen siendo una barrera para quienes viven en zonas alejadas.

El informe revela que, aunque el programa ha evitado que muchos adolescentes dejen la escuela, no es suficiente para garantizar su permanencia a largo plazo. En municipios de alta marginación, como los de Chiapas o Guerrero, las becas apenas alcanzan para cubrir necesidades básicas. "Mi hija quiere estudiar, pero el dinero no llega ni para el camión que la lleva a la prepa", comparte otro padre entrevistado.

Entre las recomendaciones del CONEVAL destacan medidas como becas de manutención, transporte subsidiado y tutorías personalizadas. Pero hay un dato que resuena con fuerza: el 78% de las familias beneficiadas destina los recursos principalmente a alimentación, un recordatorio de que, en México, la lucha contra el rezago educativo empieza por llevar comida a la mesa.

Mientras el programa sigue expandiéndose, su verdadero éxito dependerá de que llegue acompañado de políticas que ataquen las desigualdades de raíz. Por ahora, para miles de estudiantes, esa transferencia mensual sigue siendo la diferencia entre seguir aprendiendo o tener que dejar los libros para siempre.

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