Sheinbaum defiende impuestos a refrescos para cambiar hábitos, no recaudar

Desde Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum dejó claro que el incremento impositivo busca modificar conductas antes que llenar las arcas del Estado. "No es para recaudar, es para que la gente tome menos de estos productos", subrayó durante su conferencia matutina. Los datos del programa "Vive Saludable, Vive Feliz" en escuelas primarias revelan un panorama alarmante:
Por un lado, la carga fiscal diferenciada que a partir de 2026 gravará con 3.08 pesos por litro las bebidas azucaradas tradicionales, frente a 1.50 pesos para versiones bajas en calorías. Por otro, una campaña educativa masiva que mostrará los efectos del consumo excesivo de azúcar, desde caries hasta fallo renal.
El sector empresarial ya reaccionó. "Las principales marcas están reduciendo entre 20% y 30% el contenido de azúcar en sus fórmulas", reconoció Sheinbaum. Sin embargo, especialistas en nutrición advierten que el verdadero reto está en cambiar hábitos arraigados en la cultura alimenticia mexicana, donde el refresco suele acompañar desde el desayuno hasta la cena.
Mientras organizaciones civiles celebran la medida, pequeños comerciantes temen un impacto en sus ventas. Las tiendas de abarrotes obtienen hasta el 40% de sus ingresos de la venta de bebidas azucaradas, según datos de ANTAD. El verdadero efecto de esta política se verá cuando las familias enfrenten la disyuntiva entre pagar más por sus marcas habituales o cambiar definitivamente sus patrones de consumo.