José Manuel Hernández Domínguez bombero: voluntad y entrega

Nogales, Son.

El comandante en jefe del Cuerpo de Bomberos Gustavo L. Manríquez platica sus vivencias, opiniones y experiencias que lo han marcado, para bien o para mal, en esta ardua labor.
“Ser bomberos es una vocación al cien por ciento, si no tienes espíritu de servicio o ganas de servir, no puedes estar aquí, porque es algo muy duro, tienes que dedicarle tiempo y restarle tiempo a tu familia y amigo, sacrificar esas horas y estar aquí”, opina José Manuel Hernández Domínguez.
Al celebrar el Día Nacional del Bombero en el país, el comandante en jefe del Cuerpo de Bomberos Gustavo L. Manríquez expresa su orgullo compartido con otras decenas de compañeros, de formar parte de una institución que ha servido a los nogalenses durante mas de 98 años de existencia.
Entrevistado en la estación central ubicada sobre la avenida Álvaro Obregón, Hernández Domínguez platica sus vivencias, experiencias, opiniones y recuerda días que lo han marcado, para bien o para mal, sobre la labor de un bombero.
“Ser bombero no es un hobby, no es una profesión fácil, somos voluntarios profesionales y combinar esos nombres es difícil, por las constantes capacitaciones, por el compromiso que tienes que adquirir por tu comunidad, por los reglamentos y estatutos a seguir, por la disciplina y es algo difícil, mas cuando no nos gusta que nos manden, recibir órdenes o seguir una cadena de mando, pero si hay vocación puedes sortear todo eso”, platica el entrevistado de 41 años de edad.
El jefe de los “apagafuegos” encabezo por octavo año consecutivo, las actividades conmemorativas por el Día Nacional del Bombero, celebrado el pasado sábado.
Opina que el ser bombero en Nogales, en una institución con más de 98 años de existencia, es diferente a otros municipios o estados, es algo distinto, porque son voluntarios profesionales, donde se exige que la autonomía de la corporación se respete por los tres niveles de gobierno.
Ejemplifica que hay tres tipos de bomberos en el país: voluntarios, municipales y paramunicipales, y que como presidente de la Asociación Estatal de Jefes de Bomberos conoce las formas de trabajar de otros municipios, sus necesidades, carencias y métodos, por ello Hernández Domínguez asegura que la mejor forma de trabajar es la de los bomberos nogalenses.
“No tenemos compromisos políticos, religiosos ni sociales con nadie, aquí tratamos los problemas y emergencias como lo son, sin distinguir colores, creencias ni favoritismo”, añade.
José Manuel siempre ha recomendado ser autónomos, respetar y trabajar con las autoridades en turno, coordinarse para lograr buenos resultados en bienestar de la ciudad.
Tiene ocho años como comandante en jefe, el número 14 en 98 años de existencia y dejará que sus propios compañeros decidan por cuánto tiempo lo quieran al frente de la institución, pero si llegara a pasar eso, quiere quedarse como bombero activo.
Originario de Nogales, Sonora, José Manuel creció en la calle 16 de Septiembre, donde vivían sus abuelos, posteriormente su madre compró departamento en Canoas, de ahí se mudaron a Casas Palenque a los años y actualmente vive en el fraccionamiento Terranova con su familia.
Hijo del matrimonio conformado por don José Manuel Hernández Muñoz y Guadalupe Domínguez Corrales, quienes además procrearon a su hermano Tomas.
Actualmente el comandante en jefe está casado con Dania Evelyn Mendoza Peralta, con quien tiene una hija, María Regina de cinco años de edad. Además tiene otros tres hijos adolescentes, José Manuel de 15 años, Aníbal Manuel 1de 4 y Nicole Guadalupe Hernández Ávila de la misma edad.

Sus inicios
A sus 25 años como bombero voluntario, recuerda cómo llegó a la corporación, fue porque le gustaba mucho la banda de guerra, cuando tenía apenas 13 años de edad y cursaba en la secundaria Federal numero 1.
Bernardo “Negro” Gastélum lo invitó a él y otros tres compañeros de la escuela a tocar en la banda de guerra, así empezaron, le gustó el ambiente y las actividades, el trabajo que realizaban y fue por ello que se quedó en la institución y a los quince años inició como prospecto, donde duró un año hasta ser aspirante.
Después de dos años como aspirante, a los 18 años se convirtió en bombero de línea.
“Empezamos a tocar en una peregrinación para la Virgen de Guadalupe, era una emoción que teníamos, una emoción que queríamos sentir, algo muy bonito y significativo para participar y ahí me quede, era 1986”, relata.
Mantiene contacto con los tres ex compañeros de la escuela, con los cuales llegó por primera vez a la banda de guerra de los bomberos, pero ninguno se quedó.
Hernández Domínguez recuerda que cuando era niño a finales de los 70 e inicios de los 80, el escuchar un carro de los bomberos era emocionante, el ver a la banda de guerra o ver a los bomberos con su equipo de combate de incendios, lo mismo pasa con policías, con médicos o soldados, eso llamaba la atención de los niños en ese entonces.
“Hoy en día los niños tienen otra mentalidad. Ahora existen las computadoras, videojuegos, tabletas y teléfonos celulares inteligentes, que los mantienen mas tiempo dentro de una casa y frente a estos dispositivos que afuera jugando”, dice.
Por ello, con el Campamento de Bomberitos Exploradores quieren seguir despertando esa ilusión, que los niños vean a los bomberos como sus héroes, como un ejemplo a seguir, un grupo de gente que hace bien.
“Todos estos años con este campamento, queremos que siga esa tradición de los bomberos voluntarios”, comparte.

Sus primeros pininos
José Manuel añade que como prospecto no tenían permiso para acudir a los incendios, tras varios meses en la base de la colonia Granja, los jóvenes trataban de ayudarle al maquinista en sus labores, para después empezar a acudir a los llamados y auxiliar en las labores menores, como jalar mangueras y vigilar, ayudar en lo que se pudiera
Recuerda su primer incendio, participó como aspirante y fue en la zona de las invasiones, al final de la calle Tepache, por la colonia Rosarito donde una casa de madera, lámina y cartón, fue a trabajar solo con el maquinista, se quemaron dos casas de material y ahí empezó a crecer el sentido de vocación y servicio, de ayudar a su comunidad.
Ahora, como jefe de bomberos, los incidentes se ven desde fuera, ya se encarga de designar trabajos al personal operativo, pero son grandes responsabilidades.
Recuerda que su último trabajó como bombero operativo, lo hizo con el comandante del incidente en un incendio suscitado en una recicladora hace dos años.
“Tengo muchas ganas de manejar una bombera e ir a un incendio, le agarras un saborcito al humo, a manejar, a escuchar la sirena, es una pasión y adrenalina que surge al ir a un llamado de emergencia, me hace falta”, agrega.
“Me he quedado tardes enteras en alguna de las estaciones y desafortunadamente no ha salido un solo llamado, los incendios ya se manejan de otra manera, hace veinte años con dos estaciones de bomberos eran distancias largas y solo teníamos dos vehículos, era diferente”, platica Hernández Domínguez.
Para los bomberos en Nogales, siempre ha sido un problema el abasto de agua, la falta de equipo, la topografía de la ciudad, aunque ahora con cinco estaciones de bomberos y con la meta de atender los llamados en cinco minutos en promedio, se permite controlarlos rápidamente y evitar siniestros mas catastróficos o de grandes proporciones.
“Eso da gusto y al final de cuentas si no voy a un incendio, es mucho mejor para mí, porque me enseñaron que el mejor cuerpo de bomberos no es aquel que tiene más incendios, al revés y eso se evita con las campañas de prevención en la ciudad”, agrega.

El inolvidable incendio del VH
El recuerdo que lo marcó de por vida, fue participar en el incendio del edificio que albergaba el VH, ahí vio que la comunidad estaba envuelta con sus bomberos, gente empezó a llevarles comida y agua, era un siniestro de grandes proporciones.

---