Puesto frente al estadio Hoeffer Famoso por memes… y sus cocos…

El poderoso arroyo de la avenida Tecnológico arrastra carros y todo cuanto puede, menos este negocio propiedad de Felipe Reyes, quien agradece la ‘publicidad’ que le hacen en las redes sociales

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Nogales, Son.

El poderoso arroyo de la avenida Tecnológico arrastra carros y todo cuanto puede, menos este negocio propiedad de Felipe Reyes, quien agradece la ‘publicidad’ que le hacen en las redes sociales.
Son dos tubos rellenos de concreto y un polín de acero enterrados con metro y medio de profundidad, la causa por la cual el poderoso arroyo de la avenida Tecnológico no pueda con el puesto de cocos frente al estadio Alberto Hoeffer.
Y es que mientras el fuerte afluente de agua de la citada rúa cada vez que llueve arrastra vehículos que pesan cientos de kilos y hasta una bombera que pesaba más de diez toneladas, el estoico” comercio sigue de pie, ganándose la admiración de la comunidad y hasta la elaboración de memes que inundan las redes sociales cada vez que una tormenta azota Nogales.
Para el señor Felipe Reyes Vivian es causante de ánimos para continuar ofreciendo sus cocos en ese peligroso lugar, ya que si bien tiene que irrumpir sus ventas cada vez que llueve, el asombro para los nogalenses que pasan por el lugar, de ver siempre de pie dicho puesto, le impulsa a quedarse ahí.
Dicen en internet: Animo coquero, soy tu fan. Me causa gracia, eso está muy bien, me da ánimos para seguir vendiendo”, acepta sonriente el comerciante de 47 años de edad y originario de Veracruz.
Con poco más de año y medio ofreciendo su producto en pleno arroyo, frente al estadio Alberto Hoeffer, Felipe nunca ha considerado cambiarse de lugar pese al riesgo que implica trabajar ahí y pese a todo lo que ha visto y que ha causado el arroyo de la Tecnológico, que inclusive ha cobrado vidas humanas.
A los dos postes de concreto con profundidad de un metro y medio enterrados se le suma un desarenador que se ubica a escaso metro de distancia y que frena ligeramente tierra y arena arrastrada.
Cuando viene el agua y crece el arroyo, aprovecho el tiempo posible para vender antes de que llegue y me lleve las cosas. Es un lugar céntrico donde el cliente puede llegar de cualquier dirección, es visible desde cualquier ángulo y me reditúa en buenas ventas”, aclara el vendedor.
Antes de instalarse en el sitio, Reyes Vivian ya sabía que el agua ha arrastrado carros y gente, por eso y gracias a Dios no le ha pasado nada, porque está consciente del peligro.
Ha perdido mercancía, aunque en pocas ocasiones, debido a que se mantiene al pendiente de las noticias sobre el estado del clima en los medios y con el aviso de un compañero coquero” que vende el producto bajo el puente de acceso a la Unidad Deportiva y quien le avisa cuando empieza a correr agua por el arroyo.
Relata que necesita entre quince a diez minutos para moverse, es lo más rápido que se puede quitar cuando llega a ser sorprendido por el afluente.
Ha habido veces que me ha sorprendido el agua, la detecto apenas cuando viene a la altura de las pipas y termino con el agua a la altura de las rodillas quintando las últimas cosas del puesto para salirme de aquí”, agrega.
Felipe ha presenciado el arrastre de varios vehículos, patrullas y hasta bicicletas que han sido llevadas por el arroyo, gente que han rescatado y todo tipo de problemáticas ocasionadas por las aguas broncas.
A veces han cruzado carros arrastrados por aquí por en medio de mi puesto”, añade, en referencia al año pasado cuando una camioneta de color azul, cruzo por medio de los dos postes sin dañar la estructura.
Felipe relata que una ocasión se le acercó un joven de aproximadamente 25 años de edad, para advertirle sobre la existencia de memes” en las redes sociales sobre la impresionante integridad de su puesto de venta, lo que le fue agradecido para posteriormente, el joven informarle que era él mismo que le fabricó la imagen con texto.
Llueva o no, Reyes Vivian todos los días vende sus cocos en el mismo lugar, de lunes a domingo, desde las 9:00 de la mañana hasta las 20:00 horas y mantiene un promedio de ventas de entre 50 a 60 cocos por día.
Me va bien, quizás no como quisiera a veces, pero me conformo con las ganancias, pese a la competencia en temporada de calor con la venta de aguas frescas, paletas, helados”, admite.

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