Vivir en las calles, circunstancias y decisiones

En Nogales se tiene contabilizadas a 140 personas, en su mayoría hombres, que no tienen un hogar fijo y permanecen en la vía pública

Vivir en las calles, circunstancias y decisiones
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En México existen aproximadamente 14 millones de personas que podría considerarse se encuentran en condición de calle, de acuerdo a datos del Inegi en 2020, situación que con la pandemia ocasionada por el Covid-19 se estima ha alcanzado los 16 millones a mediados de 2021.


Tan solo en la frontera de Nogales se tiene contabilizadas a 140 personas, en su mayoría hombres, que no tienen un hogar fijo y permanecen en la vía pública, esto según los últimos números proporcionados por la organización Compassion Home que brinda servicios a este sector vulnerable de la población.


Según este censo, las razones más comunes por las que las personas permanecen sin hogar es, en primer lugar, la adicción a las drogas, enfermedades mentales, seguidas de la falta de oportunidades de trabajo, problemas familiares y la condición de migrante, sobre todo aquellas que se encuentran de manera ilegal en territorio mexicano.


Bigvai Flores, directora de Compassion Home, señala como factores de indigencia la deportación, enfermadas mentales, adicciones, el hecho de salir de los albergues al cumplir 18 años, el cometer algún delito que los lleva a ocultarse en las calles.


…otra parte son personas también que han cometido algún tipo de ilícito, infracción y algo así, muchas veces tratan de ocultarse bajo el disfraz”.


Marco Antonio, 20 años viviendo en la calle


Marco Antonio es un hombre originario de la ciudad de Hermosillo, Sonora, quien desde hace más de 30 años llegó a Nogales con un empleo en los sectores rurales cercanos a la ciudad, sin embargo, al terminarse el mismo, encontró de manera temporal sustento en la industria maquiladora, hasta que por un tema de adicción al alcohol y drogas fue despedido y se alejó de su pareja.


El hombre relató que desde hace aproximadamente 20 años vive en las calles de Nogales, intentando sobrevivir un día a la vez, trabajando de manera ocasional en lugares informales, pero sin la posibilidad de tener una vivienda, debido a sus adicciones, a pesar de que desde hace algún tiempo dejó de consumir sustancias, pero el vicio del alcohol no ha podido dejarlo.


Marco mencionó que la vida en la calle es una existencia difícil y que los peligros de tomar la decisión de estar en estas condiciones no se comparan de ninguna forma a nada que le haya tocado vivir cuando estaba con su familia. Sin embargo por sus vicios, decidió permanecer alejado de sus seres queridos, para darles a ellos paz mental, ya que se considera un rebelde y la ‘oveja negra’ de su familia. Son demasiados, es mucho más fácil vivir en tu casa, con que sea un compromiso, es una obligación, estar en la casa, trabajar, levantarte temprano bañarte, comer y ya en las calles nada de eso, en veces no comes, en veces no te bañas”.


Recordó que, en una ocasión, abordó un tren carguero que iba rumbo al sur del estado y en ese lugar se encontró con un grupo de personas, que por poco lo tiran del tren, poniendo en riesgo su vida, sin embargo dijo que a veces no hay otra forma de viajar para los que no tienen posibilidades económicas.


Iba en tren carguero, me querían aventar para abajo, sí, yo lo invité y llevaba un vino, y llevo la comida, invité al muchacho ese, el otro venía con la pintura que tiene thinner, le brindé unos vinos y se destrampó y aquel vato y me quería tirar a mí también, yo no me dejé, si nos vamos a ir los dos, lo abrazamos y no se animó, me siguió a empujones y un carrillón todos ahí”.


En su experiencia los nogalenses son personas amables que lo han tratado de la mejor manera desde que empezó a vivir en las calles, brindándole ayuda para subsistir, dándole trabajos ocasionales y desde que sufrió una fractura por una caída, ha habido buenos samaritanos que le han proveído asistencia médica y aparatos que lo asisten en sus traslados.


De manera nostálgica recordó su tiempo de infancia en la ciudad de Hermosillo y todas las expectativas que tenía para su vida, pero ahora todo eso solo quedó como una anécdota que cuenta a las demás personas que encuentra en las plazas y lugares de ayuda.


Ya sufro mucho yo de eso, sí, muchos de mis compas se fueron de sobredosis, de alcoholismo, ese cirrosis, anemia, en veces, enfermedades crónicas, que les hicieron de jóvenes, por causa de las drogas y el alcohol, de las drogas sí me alejé, ahorita el alcohol es el que me trae un poquito ‘lázaro’, no he buscado ayuda, soy un poco rebelde yo, pues lo veo para la fregada para mí”.


Se caracterizó como ingobernable, por eso no le pide ayuda a sus familiares, prefiere permanecer en las calles, con una enfermedad física que limita sus pasos y un marcado alcoholismo que disminuye sus posibilidades de tener una vida plena.


Yo soy el malo pues, el alcohólico, el drogadicto, el patito feo, ese soy yo, ingobernable, que no quiere estar en la casa, nunca me gusta que me mande, me dicen que necesito ayuda, yo no necesito ayuda, pero en veces sí necesita ayuda uno”.

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