Es hermana María Engracia un pilar de ayuda para los migrantes

Desde el 2007, la hermana Maria Engracia Robles, junto a un grupo de religiosos Jesuitas fundaron una de las organizaciones que se ha convertido en un sinónimo de ayuda, en Sonora y todo México.

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Nogales, Sonora.

Desde el 2007, la hermana Maria Engracia Robles, llegó a la frontera de Nogales originaria del estado de Jalisco, junto a un grupo de religiosos Jesuitas, para explorar las necesidades de la comunidad migrante que llegaba a esta ciudad, fundando sin saberlo, una de las organizaciones que con el paso del tiempo se ha convertido en uno de los pilares y sinónimo de ayuda, en estado de Sonora y todo México.

 

Engracia recordó que lo único que sabia de la ciudad, antes de venir hacia acá, era que Nogales, ya era un centro importante de recepción de migrante y repatriados, que en aquel entonces eran predominantemente mexicanos, lo que según sus palabras, ha cambiado mucho con el tiempo.

 

Los migrantes entraban en grupos, generalmente por aquí por la garita Mariposa y pues entraban desorientados, y con hambre, enfermos porque las plantas de los pies de tanto caminar en el desierto, siempre se les dañan y yo vine por que los Jesuitas querían hacer algo aquí en Nogales, ellos pensaban en un albergue para mujeres, pero querían una estadística para saber cuales eran las necesidades, yo al venir pensé que no podía interceptar a los migrantes, sin ofrecerles para que no tuvieran miedo, para que tuvieran confianza y fue cuando inicie trayendo comida”, manifestó Engracia.

 

Relató en un inicio traía comida desde el otro lado de Nogales en una camioneta debajo del puente, para los grupos que cruzaban y ahí fue donde se dio cuenta que la mayor necesidad era el alimento, haciendo un compromiso personal a no dejarlos sin este sustento, ya que notó que muchos traían niños pequeños, con marcados signos de inanición.

 

Tras roces con las autoridades de seguridad, quienes no veían bien el que cualquier personas reuniera a los migrantes cerca de la frontera, vio un sitio a escasos metros, en donde personas de Estados Unidos, daban comida por lo menos una vez al mes y les pidió el apoyo para tener un mejor espacio y se acerco durante una semana santa, en la que estas personas altruistas trajeron víveres de manera constante.

 

Era un hueco con una Cabañita de cartón negro, que era la cocina, pero era un hueco en el cerro y ahí fue que a partir de eso, inicie insistiendo con el municipio que nos construyeran algo, que nos construyeran algo y nos construyeron, pues lo que hay todavía, frente de este edificio, que funcionó por muchos años como comedor o como Iniciativa Kino, porque pasado el tiempo, ya en el 2009, vinieron los Jesuitas y ya nos constituimos en una organización binacional, para servir a los migrantes”, indicó. 

 

Si bien no sabe a ciencia cierta cuantas personas han sido apoyadas con alguno de los servicios que ofrecen, lo que si estima es que se encuentran en el orden de los miles, por no decir millones, además de que la operación, afortunadamente ha crecido para poder dar lo básico a cualquiera que en su momento de mayor necesidad, toque sus puertas en transito o recién repatriados del país del norte.

 

La familia de servidores en la que fue la cocina en su momento, inicio con tan solo dos personas, que incluía a la misma Engracia, buscando el alimento en templos, negocios locales y así mismo con organizaciones binacionales, quienes rápidamente vieron lo que hacían con escasos recursos en favor de esta población vulnerable.

 

 Yo lo que pensé fue esto, se va hacer algo, pero entre tanto lo migrantes están muriendo de hambre, entonces yo me fui a los templos a hacer promoción, pues para por lo menos ofrecerles algo, un taco cualquiera, pero ofrecerles algo, íbamos a los camiones de don Valente, porque ahí se reunían también, era el lugar para ir y venir los migrantes y también al grupo Beta, también allá dábamos comida”, manifestó. 

 

Una vez con la confianza y con la comunicación entre los mismos migrantes, la operación se concentro el comedor de la puerta de Mariposa, recibiendo también a las primeras voluntarias de iglesias cercanas, algunas de las cuales continúan prestando su tiempo por lo menos una vez por semana, a la alimentación y cuidado de los migrantes.

 

Manifestó en el 2020, con mucho esfuerzo y la ayuda de personas interesadas en el tema de la migración, se logró la inauguración de las instalaciones en donde ahora prestan el servicio diariamente, y si bien esto se realizó en plena pandemia, comentó nunca se cerro el servicio para los necesitados a quienes les daban sus alimentos para llevar, guardando las debidas precauciones.

 

 No se cerró definitivamente porque continuamos ofreciendo comida a los migrantes, pero si ya no entraban, pues todo ese tiempo de pandemia, fue muy estricto”, dijo.

 

Se dijo motivada por los migrantes, a continuar con este servicio, que caracterizó como el impulso principal, ya que muchos de los testimonios de los que han cruzado por sus puertas son lecciones de vida que debemos de aprender para humanizarnos y tener la empatía necesaria para levantarnos, a favor de una mejor sociedad.

 

Yo pienso que lo importante es responder a las acciones pequeñas, pienso que las acciones pequeñas, bueno como cristiana, Dios nos habla, esa emoción de darles de comer, porque yo sabia que los Jesuitas no querían poner un comedor como resulto ser, querían algo más pequeño, más de educación, querían un albergue para las mujeres y yo al iniciar dando comida, viendo que pues la comida es fundamental, quien puede vivir sin comer y veía sobre todo me llamo la atención una vez que se me olvidaron las cucharas, para darles la comida y los migrantes empezaron a meter la mano en la olla del hambre que traían, dijeron, como que no podían ver que había comida y no comérsela, eso me impresiono mucho de ver que el hambre, era demasiada y a partir de ahí dije, si los Jesuitas admiten el comedor o no lo admiten, yo ya lo inicie y vamos a ver que pasa”, relató.

 

Esa decisión, ha impactado a miles de personas que sin tener nada más han encontrado en Iniciativo Kino el respaldo necesario para recuperarse y seguir con sus vidas, ya que además del alimento, ahora se les brinda educación, orientación legal y acompañamiento inclusive laboral, lo que ha formado en redes compartidas con otras organizaciones una colaboración que busca el transformar políticas migratorias en México y Estados Unidos.

 

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