Los últimos dos años de la joven Alexa Cedillo en Nogales, Sonora, han sido un calvario por una serie de acciones que una persona cercana a su domicilio ha emprendido en su contra y, a pesar de contar con tres denuncias interpuestas por amenazas y abuso físico, las autoridades no han actuado para brindarle la seguridad y tranquilidad que busca desesperadamente.
De acuerdo con Alexa, los hechos comenzaron hace alrededor de dos años cuando uno de sus vecinos inició primero con amenazas y agresión verbal, por lo que en su momento en compañía de sus familiares acudió a la Unidad de Atención Temprana de la Fiscalía General de Justicia del Estado de Sonora (FGJE), para interponer una denuncia por estos hechos, pero según el dicho de la afectada, no se actuó en contra del supuesto agresor.
La situación con el tiempo escaló, dijo preocupada Cedillo, hasta que llegó el punto en que en un momento el sujeto señalado, al encontrarse ella embarazada, la agredió físicamente y según su testimonio éste fue el motivo por el cual perdió al pequeño de su vientre, interponiendo una denuncia de nueva cuenta, de la cual comentó no ha habido consecuencias contra su vecino, quien a partir de este hecho, ha convertido las amenazas y el acoso en una situación constante, que inclusive la alejó de sus estudios por miedo a salir a la calle.
Tengo dos años batallando con esta persona, yo antes vivía sola, y esa persona fue cuando se empezó a aprovechar de que me vio sola, pues yo mujer, se puso a quererme estar agrediendo, a querer estar mal. Desde el momento en que él inició yo fui a fiscalía a poner la primera denuncia por amenazas, porque la persona abrió una parte del patio para el cruzarse a mi patio a estarme amenazando desde dentro de mi propiedad; fue la primera denuncia que puse. De ahí pasó un año y esa persona me golpeó, volví a fiscalía para poner el reporte, la fiscalía aún así no hizo nada, ó sea, sigue en proceso… Hace unas semanas me llevó gente, gente armada para quererme sacar de mi hogar, amenazándome de que me iban a desaparecer, que me iban a hacer daño físico y que ya era para simplemente desaparecerme ya, comentó la afectada.Con valentía Alexa alzó su voz, con la principal intención de no convertirse en una de las estadísticas que desafortunadamente se tienen en nuestro país, en agresiones en contra de féminas, ya que la situación se ha convertido en insostenible y, a pesar de sus intentos de tener el resguardo de las autoridades, consideró no se ha tenido ninguna acción en contra de quien señala como su agresor, persona que, de acuerdo con ella y su madre, consume estupefacientes y se comporta de manera agresiva de manera reiterada, inclusive con una compañera de casa de Alexa, quien por este miedo acompaña a la joven, pero el acoso y abuso, según la afectada, está comenzando a extrapolarse a ella también.
La persona es una persona drogadicta, se empezó a meter demasiado en eso de las drogas, al momento de que se empezó a meter con lo de las drogas, que empezó a drogarse, empezó a todo eso, pues yo siento que me vio a mí como la más vulnerable, porque todos los demás son personas con familia, con personas hay personas más adultas ahí viviendo, yo era la única persona pues más joven y que vivía ahí yo sola, compartió.Aclaró que no entiende por qué comenzó el acoso, debido a que no se trata de un familiar, ex pareja o alguna situación específica, intuye que fue el hecho que simplemente la vio en una situación de vulnerabilidad, por lo que inclusive la joven dejó sus estudios, ya que notó que, en sus trayectos, automóviles que identificaba de su calle la seguían en cada movimiento.
Yo lo único que quiero es llegar a mi casa, sentirme segura, sentirme en paz, sentir que estoy a salvo en mi propia casa, no que yo ahorita no me siento a gusto, tengo que al momento que tenga que salir, tengo que salir acompañada, tengo que estar avisando cuando salgo por si algo me llegara a pasar, tengo que salir grabando. Si llego salir aunque sea a la tienda tengo que salir grabando…Estaba yendo a la escuela, yo ya estaba en mi último semestre y era de noche, tenía que salir en la noche, yo no tenía carro, entonces tenía que bajar caminando hasta lo que viene siendo la entrada de mi colonia para ya de ahí agarrar taxi o un camión para la escuela y siempre me iban siguiendo, me iban persiguiendo y todavía afuera de la escuela por cualquiera de las dos entradas de la escuela, me estaban esperando, compartió.