NOGALES, Az
Las personas oriundas de distintas partes del mundo vieron cumplir un sueño anhelado por años, que para algunos representa una seguridad de vida.
Un paso que para muchos representa el acceso a mayores y mejores oportunidades en los Estados Unidos, dejando atrás historias de sufrimiento, discriminación y hasta persecución, 123 migrantes procedentes de por lo menos 37 países obtuvieron la ciudadanía norteamericana durante una emotiva ceremonia realizada en el Museo del Aire y del Espacio del Condado de Pima. Sin importar el color de piel o el idioma de sus países de origen, sin importar su procedencia o su destino, 123 migrantes vieron cumplir un sueño anhelado por años, que para algunos representa una seguridad de vida, para otros, la oportunidad de seguir desarrollándose en el ámbito personal y profesional en este país, pero para todos, el acceso definitivo al llamado sueño americano. “He presidio 27 ceremonias de naturalización y todas han sido diferentes, llenas de historias de superación, de oportunidades, de sueños cumplidos”, comentó el juez federal Héctor C. Estrada, cuyos padres emigraron a los Estados Unidos desde Agua Prieta y Fronteras, Sonora. Las historias son todas distintas, como la de un par de iraquíes que se enlistaron a las fuerzas armadas estadounidenses y ahora ven recompensados sus sacrificios al obtener la ciudadanía estadounidense.
De todo el mundo
Algunos con los ojos rasgados, otros con la piel oscura, algunos calzando botas vaqueras, otros vistiendo turbantes y hasta trajes típicos de sus países, pero todos con un mismo sueño cumplido, el de convertirse en ciudadanos norteamericanos. Los países de procedencias tan diversos como ricos en cultura, pero también en problemas sociales que orillan a miles de personas a emigrar al país del llamado sueño americano y de la tierra de oportunidades. Desde países tan lejanos como Bangladesh, Camerún, China, Etiopía, Senegal, Filipinas, Sierra Leona, Sudáfrica, Togo, Trinidad y Tobago, hasta países latinoamericanos como Bolivia, Brasil, Guatemala, El Salvador y Honduras, además de tierras un tanto desconocidas como St. Kitts-Nevis, sin faltar decenas de migrantes mexicanos, todos unidos bajo el techo del Museo del Aire y del Espacio, que alberga la historia de la aviación en el mundo, alzaron su mano derecha para jurar honrar y defender al país que les abrió las puertas. Otros más procedentes de países europeos como Italia, Polonia, Alemana y Reino Unido, se mostraron felices de poder ser llamados ciudadanos americanos, al grado que un alemán, dejó su lugar en la audiencia para unirse a la Orquesta de Tucson, para tocar el Himno Nacional de los Estados Unidos.
Dolor y sufrimiento
A pesar de la alegría del momento, hay quienes aún cargaban sobre sus hombros el dolor y el sufrimiento, como un hombre procedente de Somalia, cuya familia murió, algunos a manos de la violencia, otros debido a la extrema pobreza. Ahora, asegura que le debe la vida, la paz y la tranquilidad a los Estados Unidos, pues luego de perderlo todo en su país natal, emigró a Kenia, donde permaneció como refugiado político por cinco años hasta obtener la oportunidad de viajar a tierras norteamericanas, donde se le brindó la oportunidad de estudiar enfermería y ahora, asegura, cuanto con un trabajo, una familia, pero sobretodo puede dormir tranquilo por las noches.
Bienvenida presidencial
El juez Estrada exhortó a los nuevos ciudadanos a participar activamente en la sociedad estadounidense, a través del voto y del servicio comunitario, a buscar siempre mejorar en todos los aspectos de la vida y luchar por cumplir los sueños, para luego dar paso a un video en el que se mostraba al Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, pronunciando un discurso de bienvenida. “Ustedes representan la promesa del sueño americano y por su determinación, esta gran nación es ahora su nación”, mencionó el presidente en su discurso proyectado sobre la pared frontal de del Museo del Aire y del Espacio del Condado de Pima, donde se realizó la ceremonia. “Desde nuestros fundadores, generaciones de inmigrantes han venido a nuestro país llenos de esperanza por un mejor futuro, y han hecho enormes sacrificios para comunicar ese legado a sus hijos y nietos”, continuó Obama, “ahora ustedes forman parte de esta preciosa historia”. Acto seguido, algunos familiares y amigos de los nuevos ciudadanos pronunciaron algunas palabras de felicitación, pero sobretodo reconocieron la importancia de aprovechar las oportunidades que esta nación brinda a todos sus residentes. El emotivo acto concluyó con la entonación de uno de los temas más emblemáticos para los estadounidenses, la canción “God Bless América”, la cual arrancó algunas lágrimas entre los presentes, sobre todo en aquellos que realmente vivieron una gran travesía para lograr cumplir el sueño de convertirse en ciudadanos americanos y tener así acceso a una vida mejor, reflejada en los aviones que los rodeaban que, de alguna manera, representaban el viaje realizado desde todos los rincones del planeta para poder vivir el llamado sueño americano.