La vida de Neil Sundberg dio un vuelco la semana pasada, cuando un rompimiento de la tubería principal de agua frente a su casa en Tempe, Arizona, convirtió su hogar en un río embravecido. El agua, como una bestia desatada, se precipitó hacia su vivienda, arrasando con todo a su paso.
Tengo una cantidad abrumadora de cosas que quedaron sumergidas, confesó Sundberg, con la voz entrecortada por la impotencia.Los equipos de East Valley Disaster Services se apresuraron a rescatar las pertenencias de la familia, llenando camión tras camión con recuerdos y objetos personales, una montaña de recuerdos anegados por el agua. El hogar de Sundberg, su refugio, ahora es un campo de batalla. La reconstrucción será larga y ardua.
Las imágenes de la casa de Sundberg, inundada y cubierta de lodo, fueron un recordatorio brutal de la fuerza implacable de la naturaleza. El agua, que se había retirado, dejó atrás una estela de destrucción, un testimonio silencioso de la tragedia que había vivido la familia. A pesar de la devastación, Sundberg encuentra consuelo en la solidaridad de su comunidad. Vecinos, amigos y completos desconocidos se han unido para ofrecer apoyo y ayuda. La tragedia ha despertado un espíritu de unidad, un faro de esperanza en medio de la tormenta.
Primero tenemos que encontrar un lugar donde ir. Esa es la prioridad. Y si superamos esto, lo habremos logrado, dijo Sundberg, con una mezcla de determinación y cansancio en su voz.La familia, compuesta por Sundberg, su esposa y los estudiantes de la Universidad Estatal de Arizona que viven con ellos, está buscando un lugar temporal para vivir, mientras que los equipos de reparación trabajan incansablemente para devolverle la vida a su hogar. La incertidumbre se cierne sobre ellos, como una sombra que no se disipa.
En medio del caos, surge un rayo de luz. La ciudad de Tempe ha anunciado que se hará cargo de todos los gastos relacionados con la reparación de la casa.