Un incidente aparentemente banal, una discusión por un malentendido, escaló hasta convertirse en tragedia. En medio de la confusión y el miedo, la esposa de uno de los hombres involucrados, embarazada de cinco meses, presenció el brutal ataque a sangre fría.
“Él solo quería hablar conmigo, pero ese hombre se sintió amenazado”, relata la mujer, quien prefiere mantenerse en el anonimato por seguridad: “Estábamos por guardar nuestras herramientas, ya era casi la hora de irnos cuando llegó ese tipo y comenzó a gritarle a mi esposo. Mi esposo intentó calmarlo, pero él se puso más agresivo”.
El hombre se alejó, pero regresó en cuestión de minutos, esta vez empuñando un arma de fuego. “Alan se puso en medio de ellos para protegerlo. El agresor le apuntó con la pistola, y Alan luchó por quitársela”.
La lucha por la supervivencia duró solo unos segundos. El atacante, sin compasión, disparó varias veces, hiriendo de gravedad a Alan Whitworth, de 48 años, y al esposo de la mujer, quien aún se encuentra en estado crítico en el hospital. "Alan se desplomó en el suelo, pero el hombre siguió disparando. Sentí pánico, pensé que sería la siguiente”, confiesa la mujer.
La policía de Phoenix confirma que Whitworth perdió la vida en el lugar de los hechos, mientras que su sobrino, el esposo de la mujer, lucha por sobrevivir en un coma inducido. La vida de la joven pareja, llena de sueños y proyectos, quedó suspendida en un instante.
"Estoy agradecida por la valentía de Alan, pero me duele saber que no pudo salir de esta", asegura la mujer, quien ha mantenido una vigilia constante junto a su esposo en el hospital. Su fe en Dios la mantiene fuerte, pero la angustia por la incertidumbre y la impotencia se apodera de ella cada día: “Lo más difícil es no poder estar a su lado, abrazarlo y decirle lo mucho que lo amo”.
Las autoridades continúan buscando al responsable del tiroteo, mientras que la joven madre se aferra a la esperanza de que su esposo pueda recuperar la salud y que el futuro que soñaron juntos no se esfume.