Legisladora y su hija intentan pasar cortacajas en escuela de Phoenix, Arizona

Según el Distrito Escolar Phoenix Union (PXU), la representante demócrata Lydia Hernández—quien también preside la Junta Directiva del Distrito Escolar Cartwright—y su hija Cassandra Hernández, miembro del mismo organismo, llegaron a la oficina principal de Maryvale y se sometieron al protocolo de seguridad. Lo que siguió fue una secuencia que ha levantado sospechas:
El distrito no se ha quedado de brazos cruzados. Analizan cámaras de vigilancia y declaraciones para determinar si presentarán cargos por allanamiento. Este incidente llega en un momento crítico: apenas hace dos semanas, un estudiante de 16 años fue apuñalado mortalmente en el mismo plantel con un cuchillo que pasó inadvertido por los controles.
La reacción política no se hizo esperar. Las concejalas Betty Guardado y Anna Hernández exigieron la renuncia de ambas mujeres de la Junta de Cartwright. "Usar una escuela como escenario para una maniobra política es indignante", declaró Guardado a medios locales. La sombra del nepotismo también reaparece: madre e hija comparten cargo en el mismo distrito escolar, algo que ya había generado molestias entre padres de familia.
Mientras Lydia Hernández insiste en que "no hicieron nada ilegal", las preguntas persisten: ¿era realmente necesario poner a prueba la seguridad de una escuela recién traumatizada por un crimen? El debate sobre los límites de la supervisión política versus el respeto a los protocolos educativos acaba de encontrar su nuevo capítulo.