Violencia doméstica en Tucson, Arizona: recortes dejan sin recursos a víctimas

En el corazón de Tucson, el Centro Emerge Contra el Abuso Doméstico —único programa integral de su tipo en la región— empaca cuadernos, artículos de limpieza y pañales para víctimas. Lo que parece ayuda básica es en realidad el último eslabón de una cadena que se desmorona. La institución perdió el 35% de su presupuesto federal, equivalente a $2.5 millones de dólares.
"Literalmente estamos viendo cómo desaparecen millones destinados a salvar vidas en los peores días de alguien", advierte Elise López, vicepresidenta de operaciones de Emerge. Los datos exponen la urgencia:
Mientras Washington debate asignaciones presupuestales, en Tucson improvisan soluciones. Toallas sanitarias usadas como compresas y donaciones ciudadanas sustituyen poco a poco los fondos gubernamentales. Conover hace un llamado directo: "Necesitamos que la comunidad haga lo que mejor sabe —cuidarse entre sí, sin depender de lo que pase a nivel federal".
Entre estantes medio vacíos y contratos cancelados, las trabajadoras sociales repiten un mantra: cada recorte se mide en vidas. No en estadísticas.