Un claro ejemplo de esto es Bethesda, estudio conocido por sus juegos de rol inmersivos y mundos abiertos masivos, pero también por su historial de lanzamientos plagados de errores.
El lanzamiento de Starfield, el esperado título espacial de Bethesda, ha sido un ejemplo perfecto de esta dualidad. Aunque muchos jugadores se han sumergido en su universo extenso y vibrante, la experiencia se ha visto empañada por una serie de problemas técnicos que van desde errores visuales hasta fallos graves que afectan la jugabilidad.
"Los juegos de Bethesda son como un lienzo en blanco, te permiten hacer lo que quieras, pero eso también significa que hay más oportunidades de que las cosas salgan mal." - Todd Howard, director creativo de Bethesda.
Esta es la visión que el propio Todd Howard ha defendido, reconociendo que el enfoque de Bethesda en ofrecer libertad y opciones al jugador conlleva el riesgo de errores. Howard ha admitido que Starfield, al igual que su clásico Skyrim, podría haber sido más pulido, pero ha argumentado que la complejidad y la libertad del juego son factores que dificultan el proceso de depuración.
Sin embargo, la industria y los jugadores no están tan convencidos. La persistencia de estos errores en títulos de gran presupuesto y la falta de soluciones rápidas han generado una creciente decepción hacia Bethesda. Se cuestiona si la compañía ha priorizado la innovación y la libertad por encima de la calidad y la estabilidad, dejando a los jugadores a lidiar con errores que deberían haber sido solucionados antes del lanzamiento.
El legado de Starfield y el futuro de Bethesda están en juego. La compañía tendrá que demostrar que puede entregar juegos que sean tan complejos como apasionantes, pero también estables y libres de errores. La batalla por la confianza de los jugadores ha comenzado, y el tiempo dirá si Bethesda podrá superar los desafíos que le esperan.