Un nuevo estudio publicado en la revista Frontiers in Marine Science revela un hallazgo inquietante: un tiburón de gran tamaño, un porbeagle, fue víctima de un ataque mortal. Esta noticia no solo pone en duda la posición de los tiburones en la cima de la cadena alimenticia, sino que también nos recuerda la complejidad de la vida marina.
El porbeagle, conocido por alcanzar los 12 pies de largo y pesar hasta 500 libras, fue encontrado sin vida, con señales claras de haber sido atacado por otro depredador. El incidente, descubierto por investigadores del Atlantic Shark Institute, es el primer caso documentado de un porbeagle siendo víctima de un ataque de un tiburón más grande.
El estudio, liderado por la Dra. Brooke Anderson, bióloga marina del Departamento de Calidad Ambiental de Carolina del Norte, arroja luz sobre un aspecto poco explorado de la vida marina. Si bien el canibalismo entre tiburones es conocido, especialmente entre especies más pequeñas o juveniles, los casos de tiburones grandes depredando a otros tiburones grandes son raros.
"La muerte de esta porbeagle hembra plantea preguntas sobre si este incidente representa una tendencia más amplia entre los grandes depredadores", mencionó Anderson. "Con los avances en la tecnología, es posible que esto suceda con más frecuencia de lo que realmente hemos podido descubrir".
El hallazgo se produjo durante un proyecto de seguimiento por satélite en el Atlántico Noroccidental. Investigadores colocaron etiquetas en las aletas dorsales de 11 porbeagles, incluyendo a la víctima, apodada "Penélope", para estudiar sus movimientos y preferencias ambientales.
Penélope, una porbeagle preñada, fue localizada por última vez en las aguas de Bermuda, pero los datos recopilados por la etiqueta revelaron una anomalía: un aumento repentino de la temperatura del agua, incluso a 600 metros de profundidad. Este cambio radical en la temperatura del agua, altamente inusual, apuntaba a un único culpable: un depredador de gran tamaño.
La única explicación para estos datos es que la etiqueta ahora está en el estómago de un depredador, explicó Anderson.Aunque la especie del depredador aún no está confirmada, los datos de la etiqueta, que registran la profundidad del agua, coinciden con el comportamiento de los tiburones blancos.
"En base a eso, diría que probablemente fue una tiburón blanco hembra adulta", concluyó Anderson.
Este descubrimiento tiene implicaciones para la población de porbeagles, ya que se sabe que esta especie se encuentra en riesgo de extinción debido a la sobrepesca. La pérdida de hembras preñadas podría tener un impacto devastador en la recuperación de la especie.