La propuesta incluye sanciones económicas que podrían alcanzar hasta A$49.5 millones (aproximadamente $32 millones de dólares) para las empresas que no cumplan con las normativas establecidas.
Elon Musk, reconocido empresario y propietario de la plataforma de redes sociales X, ha expresado su desacuerdo con esta iniciativa. En una respuesta a una publicación del Primer Ministro Anthony Albanese, Musk argumentó que la ley podría ser una forma encubierta de controlar el acceso a Internet para todos los australianos. "Parece un método indirecto para restringir el acceso a la red", comentó el magnate, quien se ha posicionado como un defensor de la libertad de expresión.
Este movimiento legislativo se suma a una serie de esfuerzos globales para regular el uso de redes sociales entre los más jóvenes. A diferencia de otras naciones que han implementado medidas similares, como Francia, que propuso una prohibición para menores de 15 años con la opción de consentimiento parental, la propuesta australiana no contempla excepciones para cuentas ya existentes o la autorización de los padres.
La tensión entre Musk y el gobierno australiano no es nueva. Anteriormente, el empresario ha criticado las políticas de redes sociales del país, incluso refiriéndose a ellas como "fascistas" en el contexto de una ley sobre desinformación. En abril, X llevó a cabo acciones legales en Australia para impugnar una orden de un regulador cibernético que exigía la eliminación de ciertos contenidos, lo que llevó a Albanese a calificar a Musk como un "millonario arrogante".
Con este panorama, la discusión sobre la regulación de las redes sociales y la protección de los menores continúa siendo un tema candente, que seguramente seguirá generando debates en el ámbito político y social.